EN DEFENSA DEL ZORRO ANDINO.
Papa Silvestre Atuqpa papan o papa del zorro |
Mientras caminábamos por Huachukocha, la emblemática laguna de mi tierra, avistamos a un zorro andino. Me causó
mucha emoción verlo después de algunos años al precioso animal. Nuestro
acompañante un amigo campesino con gran conocimiento del mundo andino, advirtió:
Felizmente no se ha cruzado en nuestro camino, nos hubiera ido mal, es mala
“seña”. Este mensaje fue el inicio de
una prolongada conversación y la siguiente reflexión.
El zorro es un animal universal.
A diferencia de muchas especies que sólo son propias de algunas latitudes, éste
simpático animalito puede ser
hallado en todos los continentes y climas, permitiéndonos apreciar sus
distintos rasgos, tamaño, color y hábitos. Sin embargo nuestro personaje ha
sido siempre visto como enemigo del hombre. Muchas culturas han tejido
historias sobre el cuantioso daño que ha causado y sigue ocasionando a los
hombres. Seguramente el zorro, como todo
depredador, busca sobrevivir causando daños a campesinos,
granjeros y ganaderos
La imaginación y fantasía humana,
en forma indistinta, ha creado un conjunto de historias que protagoniza el
zorro, en donde el pobre sale siempre lastimado. En las numerosas y diferentes
narraciones en los que participa, pretende engañar, traicionar al hombre y a
los propios animales con tal de sacar provecho para sí. Pero al final de la
historia termina golpeado, herido o generalmente muerto. Le hemos regalado gratuitamente algunas
características más propias del hombre que del animal, como la astucia, la
felonía, la fanfarronería y el provecho propio.
En el caso de la literatura
andina, se puede encontrar al menos una docena de relatos en donde el zorro es
protagonista, pero como en las otras historias, termina siempre malogrado el
animalito de nuestro interés. La enemistad entre el hombre y el zorro, en
cierta forma, fue iniciada o consolidada por la maldición del Dios Cuniyara
Viracocha, por no haberle informado exactamente por donde huía su amada
Cavillaca: “Aunque andes a distancia, los hombres llenos de odio te tratarán de
zorro malvado y desgraciado” (1). Esa fue la maldición del todopoderoso de los
andes. Dos huaynos serranos testimonian
el odio de los hombres y su presencia con el mal augurio y la traición como advirtió mi acompañante.
Además de lo señalado, el zorro
en un animal muy singular. En el ande es uno de los pocos animales que además
de estas particularidades se le atribuye algunas pertenencias, supuestamente ha
sabido “poseer y cultivar” algunas plantas silvestres como la papa silvestre
(atuqpa papan) la granadilla silvestre (atuqpa puruqsan), la calabaza silvestre
(atuqpa calabazun) confirmando su peculiaridad e importancia en el mundo animal
y en el de los hombres. Solo el ratón y el cóndor están asociados a estas
tenencias, el primero por su tamaño (uchsh puruqsa, granadilla pequeña) y el condor,
el rey de las alturas, seguramente en razón a su importancia en la religiosidad
andina.
Hasta aquí todo es historia y
ficción. El problema es que en el ande la maldición y el odio hacia del zorro
siguen latentes. Es común observar que los hombres en las partes altas, educan
a sus hijos para matar y desaparecer al zorro, como también los perros son
adiestrados para perseguirlo hasta darle muerte. Estas conductas humanas están logrando que
este animal como especie se halle en peligro de extinción. No hay duda que éste
causa daños en los rebaños pero solo por su instinto de conservación. Empero no
olvidemos que los hombres también hemos invadido su hábitat y estamos a punto de desaparecer sus medios de subsistencia, asegurando su presencia en zonas
ocupadas por los hombres y sus actividades económicas.
Hasta hace algunas décadas en las
zonas rurales de nuestra región, habitaban dos especies de zorro andino. Uno llamado pallian atuq, muy pequeño, del tamaño de un perro faldero, de color
amarillento de lomo plomizo, orejas muy rectas, ojos rasgados, la cola frondosa
y la cabeza casi triangular terminando en una nariz puntiaguda. Se alimentaba
de roedores, reptiles, insectos, aves y carroña, ocupaba las zonas bajas
principalmente, relativamente no constituía grave peligro para los criadores y
ganaderos. Esta especie se encuentra en
grave peligro de extinción. El otro zorro (atuq simplemente) de tamaño mediano,
de colores y costumbres parecidas al pallian, de color más castaño en algunos
casos, con un manto oscuro raleado con chispas
blancas, capaz de devorarse una oveja adulta, temido y odiado por los
campesinos. Habita en las zonas altas primordialmente. Felizmente este tipo de
zorro aun sobrevive pese a la animadversión de los hombres.
Debemos entender en forma clara y
enfática, que las mañas del zorro, solo se dibujan en las diferentes historias
y ficciones que han creado los hombres. El astuto, felón y embustero solo
existe en la fantasía humana. Este animalito como todos los demás (incluyendo a
los hombres) tiene el derecho a su propio hábitat a ese espacio que lo hemos
ido arrebatando e invadiendo poco a poco. Por eso tenemos que garantizar su
sobrevivencia, para que las nuevas generaciones no solo escuchen los cuentos del
zorro, sino que puedan apreciarlo, siquiera una vez en la vida, como un animal
libre, hermoso y siga formando parte de esto lo que llamamos naturaleza. Porque
la llamada naturaleza no debe ser solo de los hombres, sino de todo aquello que
tiene y no tiene vida, que no es exclusivamente humano.
( 1) . Francisco de Ávila. Dioses y Hombres de
Huarochirí