martes, 31 de mayo de 2016





                                                                       SEÑOR DE POMALLUCAY*
                                                                            (Historia, arte y fe)      

La comunidad de Pomallucay se halla a escasos kilómetros del distrito de San Luis, capital de la provincia Carlos Fermín Fitzcarrald. Pomallucay es un pequeño y pintoresco pueblo de excelente clima, habitada por personas amables, trabajadoras y hospitalarias. Seguramente hubiera formado parte de del extenso grupo de pueblos altoandinos olvidados, si no fuera por el acontecer de dos hechos importantes,  pero circunstanciales: las visitas de Santo Toribio de Mogrovejo a finales del siglo XVI y la presencia del Cristo Crucificado desde inicios del siglo XVIII. El Cristo llamado Señor de Pomallucay, es una preciosa figura de tamaño natural, a quién propios y extraños le tenemos una inmensa devoción y fe. Su existencia trasciende a la provincia y a la región.

Precisamente el nombre de Pomallucay, toma este pueblo,  en relación a una anécdota protagonizada por Santo Toribio de Mogrovejo. Se conoce que el Santo, arribó a San Luis el 14 de mayo de1594, como consta en sus misivas remitidas desde este distrito.  En una de  sus visitas al territorio de Conchucos, jurisdicción de su Arzobispado, llegó a Pomallucay cabalgando sobre una hermosa mula. En el transcurso de la noche, la servicial bestia fue devorada por un puma, animal que en forma permanente perjudicaba a los pacíficos pobladores del lugar. El Santo al percatarse de la pérdida,  inició la búsqueda del malhechor, hallándolo dormido después de su abundante cena. Luego de cogerlo como a un manso corderito, cabalgó sobre el puma, arribando a la estancia, ante el asombro y alegría de los pobladores. De este suceso la comunidad toma su nombre. Pomallucay proviene de “pumalluqay”, que traducido al español significa, subir sobre el puma o la subida del puma.

Por fortuna a esta historia en Pomallucay, se añade la presencia del Cristo Crucificado, que como señalamos le ha regalado a este pueblo características singulares, de tal forma que el nombre de Pomallucay en la región está asociada a la religiosidad, al cultivo de la fe y de la vida espiritual. Hoy el Cristo de Pomalliucay es llamado con justicia “Patrón del Callejón de Conchucos”, su fiesta se ha constituido en diversos lugares entre el 14 y 15 de setiembre de todos los años.

La presencia del cristo en esta comunidad, se explica desde dos vertientes: La legendaria, mítica o popular y la que ofrecen algunos investigadores interesados en el desarrollo del arte de la  región. La primera ha sido recogida básicamente de fuentes orales, en la que sencillos habitantes de la comunidad tratan de explicar la aparición del cristo testimoniando historias escuchadas o quizás inventadas por sí mismos,  guiados por su inconmensurable fe. Las versiones son similares a la de otros pueblos en donde existen cristos crucificados. Una de ellas nos informa que un desconocido dejó en la casa de una anciana, una enorme caja como encargo, con la promesa de recoger en un determinado tiempo, pero sobrepasado el lapso nadie lo reclamó. Descubrieron posteriormente en el cofre,  la increíble figura del cristo crucificado. Otro relato señala que un desconocido, arribó a esta comunidad buscando hospitalidad, luego se alojó en una casita aledaña a la modesta capilla. Transcurridas algunas semanas de una vida absolutamente ermitaña e inusual, el ignoto desapareció sin dejar rastro, hasta que los moradores forzaron la puerta de entrada,  temiendo alguna desgracia sufrida por el forastero. Empero sólo hallaron la figura del Cristo y que los alimentos que alcanzaron al huésped,  estaban intactos y frescos.

Pero al lado de estas historia mágicas, que tratan de explicar la presencia del Cristo en Pomallucay, hemos recogido alguna información aún incompleta, tratando de hallar una explicación racional y coherente, de paso despertar la curiosidad de entendidos para lograr el objetivo propuesto. Se tiene certeza que el año de 1695, el sacerdote Francisco de Prado informa que a su cargo tenía la doctrina de San Luis, la que estaba formada por 17 estancias, entre ellas Pomallucay. Señala que en este lugar existe una iglesia viceparroquial, pero no precisa la existencia del crucifijo, aunque se debe suponer que el Cristo ya se encontraba en el lugar, por la categoría de Vice-Parroquia en una estancia muy pequeña. En 1774 el sacerdote José Jayo declara el inventario de la iglesia, detallado la existencia de “unos clavos de un divino señor crucificado con peso de dos marcos y cuatro onzas” testimoniando la presencia de la imagen desde esa fecha.

Por otra parte, los estudiosos del arte religioso, han precisado que el cristo en referencia, está confeccionado en maguey, materia prima de la región, por tanto se puede afirmar que no ha sido hecho en España, y que tampoco fue confeccionada en Lima. Pues en este caso el material usado pudo otro tipo de madera, como en otros crucifijos de la región y el país. Es probable que nuestro Cristo haya sido “tallado en la zona por la mano de algún humilde y devoto imaginero…. El mismo análisis formal de la obra parece confrontar  la suposición de que se trate de la producción de un humilde artesano, pues su ejecución resulta ser bastante somera y gruesa, lejana de todas maneras, de aquel fuerte y auténtico naturalismo en el modelado del cuerpo, que fue característica y mérito principal de la clásica imaginaria española del siglo XVII”. Esta hipótesis descarta entonces que el Cristo de Pomalllucay, fue traido de Lima o España, junto otros cristos de la región, ingresando por el Callao, luego trasladado al puerto de Casma, posteriormente llevados a Huaraz, Pomallucay y a Chaucayán respectivamente, como suele creerse sobre el origen de los cristos mencionados.

Anatómicamente “… El cuerpo del cristo es duro, rígido, sin el ritmo flexuoso de las piernas dobladas, hacia la izquierda en elegante contrapuesto con la cabeza reclinada sobre el pecho. Los brazos, sólidos como los ramos de un árbol grande, fuertes pero no hermosos, sin noble anatomía muscular, y recorridos por unas imposibles venas ingenuas e inadecuadas, intérpretes de un deseo de virtuosismo naturalístico que debe haber superado las posibilidades técnicas y cognoscitivas de nuestro querido artesano, acaban en unas manos insignificantes, demasiados pequeñas, planas, de dedos parejos y, sobre todo, sin aquella contracción nerviosa que, aún en la inmovilidad de la muerte refleja el último doloroso espasmo de la carne lacerada por el clavo ….. la cabeza resulta apenas ser esbozada, plana y cortada la nuca…… las rodillas robustas y pantorrillas macizas  y fuertes de quién ha caminado mucho, las venas aunque semejantes  a las de los brazos, resultan mas naturales en la parte inferior de la pierna no tapada por el sudario, por el trecho visible. Los pies son logrados: los grandes y verdaderos de quién ha andado con rústicas sandalias toda la vida….. pies de campesino”



“….. Cabe preguntarse ¿Es entonces el Cristo de Pomallucay un crucifijo insignificante? Todo lo contrario. Y basta contemplarlo para convencerse…. Una de sus características fundamentales es precisamente su poder cautivante y conmovedor. La imagen en su conjunto impresiona por si sola, por su tamaño y por su majestuosa estabilidad….. El rostro del señor, como su cuerpo no concede gratificaciones de orden sensible o estético al observador, es un rostro transido, sumamente serio y esencial, el secular humo de las velas y el polvo acumulado con el tiempo dan al obscurecido encarnado una sorprendente naturalidad, la de una cara exhausta y empapada de tierra y sudor. ….. los ojos y la boca entreabiertos en un último esfuerzo de comunicación con su madre…. Sin ahorrar para sí ni su último,  flébil respiro…..”

Estas son las apreciaciones de estudiosos del arte religioso, descritos en el texto “El Melancólico Rostro: Pomallucay”.  Sin embargo, pese a las indagaciones y comentarios realizados sobre nuestro cristo, queda aún mucho que investigar. Ojalá exista documentación adicional en algún archivo parroquial, para que se complemente la información existente. Sinceramente nos causa un gran júbilo, la posibilidad de que nuestro Cristo haya sido hecho en nuestra región, que ostente características nativas, para creer que se trata de un Cristo Andino y haya escogido como su morada eterna la acogedora comunidad de Pomallucay.

En la actualidad el Señor de Pomallucay, Patrón de Conchucos, ha dejado su modesta capilla para alojarse en un hermoso santuario, construida por los voluntarios italianos. La construcción luce una monumental forma arquitectónica, constituyendo un espléndido símbolo a la fe y a la devoción cristiana. Terminamos este artículo invitando a todos los ancashinos identificados con su región, a visitar al Cristo de Pomallucay y a su santuario, que constituirá una experiencia espiritual difícil de olvidar.

* Artículo Publicado por el autor en la Revista Kordillera. Nº 16, Año 2004. Huaraz.





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