SEÑOR DE POMALLUCAY*
(Historia, arte y fe)
La comunidad de Pomallucay se halla a escasos kilómetros del distrito
de San Luis, capital de la provincia Carlos Fermín Fitzcarrald. Pomallucay es
un pequeño y pintoresco pueblo de excelente clima, habitada por personas
amables, trabajadoras y hospitalarias. Seguramente hubiera formado parte de del
extenso grupo de pueblos altoandinos olvidados, si no fuera por el acontecer de
dos hechos importantes, pero
circunstanciales: las visitas de Santo Toribio de Mogrovejo a finales del siglo
XVI y la presencia del Cristo Crucificado desde inicios del siglo XVIII. El
Cristo llamado Señor de Pomallucay, es una preciosa figura de tamaño natural, a
quién propios y extraños le tenemos una inmensa devoción y fe. Su existencia
trasciende a la provincia y a la región.
Precisamente el nombre de Pomallucay, toma este pueblo, en relación a una anécdota protagonizada por
Santo Toribio de Mogrovejo. Se conoce que el Santo, arribó a San Luis el 14 de
mayo de1594, como consta en sus misivas remitidas desde este distrito. En una de
sus visitas al territorio de Conchucos, jurisdicción de su Arzobispado,
llegó a Pomallucay cabalgando sobre una hermosa mula. En el transcurso de la
noche, la servicial bestia fue devorada por un puma, animal que en forma
permanente perjudicaba a los pacíficos pobladores del lugar. El Santo al
percatarse de la pérdida, inició la
búsqueda del malhechor, hallándolo dormido después de su abundante cena. Luego
de cogerlo como a un manso corderito, cabalgó sobre el puma, arribando a la
estancia, ante el asombro y alegría de los pobladores. De este suceso la
comunidad toma su nombre. Pomallucay proviene de “pumalluqay”, que traducido al
español significa, subir sobre el puma o la subida del puma.
Por fortuna a esta historia en Pomallucay, se añade la presencia del
Cristo Crucificado, que como señalamos le ha regalado a este pueblo
características singulares, de tal forma que el nombre de Pomallucay en la
región está asociada a la religiosidad, al cultivo de la fe y de la vida
espiritual. Hoy el Cristo de Pomalliucay es llamado con justicia “Patrón del
Callejón de Conchucos”, su fiesta se ha constituido en diversos lugares entre
el 14 y 15 de setiembre de todos los años.
La presencia del cristo en esta comunidad, se explica desde dos
vertientes: La legendaria, mítica o popular y la que ofrecen algunos
investigadores interesados en el desarrollo del arte de la región. La primera ha sido recogida básicamente
de fuentes orales, en la que sencillos habitantes de la comunidad tratan de
explicar la aparición del cristo testimoniando historias escuchadas o quizás
inventadas por sí mismos, guiados por su
inconmensurable fe. Las versiones son similares a la de otros pueblos en donde
existen cristos crucificados. Una de ellas nos informa que un desconocido dejó
en la casa de una anciana, una enorme caja como encargo, con la promesa de
recoger en un determinado tiempo, pero sobrepasado el lapso nadie lo reclamó.
Descubrieron posteriormente en el cofre, la increíble figura del cristo crucificado.
Otro relato señala que un desconocido, arribó a esta comunidad buscando
hospitalidad, luego se alojó en una casita aledaña a la modesta capilla.
Transcurridas algunas semanas de una vida absolutamente ermitaña e inusual, el
ignoto desapareció sin dejar rastro, hasta que los moradores forzaron la puerta
de entrada, temiendo alguna desgracia
sufrida por el forastero. Empero sólo hallaron la figura del Cristo y que los
alimentos que alcanzaron al huésped,
estaban intactos y frescos.
Pero al lado de estas historia mágicas, que tratan de explicar la
presencia del Cristo en Pomallucay, hemos recogido alguna información aún
incompleta, tratando de hallar una explicación racional y coherente, de paso
despertar la curiosidad de entendidos para lograr el objetivo propuesto. Se
tiene certeza que el año de 1695, el sacerdote Francisco de Prado informa que a
su cargo tenía la doctrina de San Luis, la que estaba formada por 17 estancias,
entre ellas Pomallucay. Señala que en este lugar existe una iglesia
viceparroquial, pero no precisa la existencia del crucifijo, aunque se debe
suponer que el Cristo ya se encontraba en el lugar, por la categoría de
Vice-Parroquia en una estancia muy pequeña. En 1774 el sacerdote José Jayo
declara el inventario de la iglesia, detallado la existencia de “unos clavos de
un divino señor crucificado con peso de dos marcos y cuatro onzas”
testimoniando la presencia de la imagen desde esa fecha.
Por otra parte, los estudiosos del arte religioso, han precisado que
el cristo en referencia, está confeccionado en maguey, materia prima de la
región, por tanto se puede afirmar que no ha sido hecho en España, y que
tampoco fue confeccionada en Lima. Pues en este caso el material usado pudo otro
tipo de madera, como en otros crucifijos de la región y el país. Es probable
que nuestro Cristo haya sido “tallado en la zona por la mano de algún humilde y
devoto imaginero…. El mismo análisis formal de la obra parece confrontar la suposición de que se trate de la
producción de un humilde artesano, pues su ejecución resulta ser bastante
somera y gruesa, lejana de todas maneras, de aquel fuerte y auténtico
naturalismo en el modelado del cuerpo, que fue característica y mérito
principal de la clásica imaginaria española del siglo XVII”. Esta hipótesis
descarta entonces que el Cristo de Pomalllucay, fue traido de Lima o España,
junto otros cristos de la región, ingresando por el Callao, luego trasladado al
puerto de Casma, posteriormente llevados a Huaraz, Pomallucay y a Chaucayán
respectivamente, como suele creerse sobre el origen de los cristos mencionados.
Anatómicamente “… El cuerpo del cristo es duro, rígido, sin el ritmo
flexuoso de las piernas dobladas, hacia la izquierda en elegante contrapuesto
con la cabeza reclinada sobre el pecho. Los brazos, sólidos como los ramos de
un árbol grande, fuertes pero no hermosos, sin noble anatomía muscular, y
recorridos por unas imposibles venas ingenuas e inadecuadas, intérpretes de un
deseo de virtuosismo naturalístico que debe haber superado las posibilidades
técnicas y cognoscitivas de nuestro querido artesano, acaban en unas manos
insignificantes, demasiados pequeñas, planas, de dedos parejos y, sobre todo,
sin aquella contracción nerviosa que, aún en la inmovilidad de la muerte
refleja el último doloroso espasmo de la carne lacerada por el clavo ….. la
cabeza resulta apenas ser esbozada, plana y cortada la nuca…… las rodillas
robustas y pantorrillas macizas y
fuertes de quién ha caminado mucho, las venas aunque semejantes a las de los brazos, resultan mas naturales
en la parte inferior de la pierna no tapada por el sudario, por el trecho
visible. Los pies son logrados: los grandes y verdaderos de quién ha andado con
rústicas sandalias toda la vida….. pies de campesino”
“….. Cabe preguntarse ¿Es entonces el Cristo de Pomallucay un
crucifijo insignificante? Todo lo contrario. Y basta contemplarlo para
convencerse…. Una de sus características fundamentales es precisamente su poder
cautivante y conmovedor. La imagen en su conjunto impresiona por si sola, por
su tamaño y por su majestuosa estabilidad….. El rostro del señor, como su
cuerpo no concede gratificaciones de orden sensible o estético al observador,
es un rostro transido, sumamente serio y esencial, el secular humo de las velas
y el polvo acumulado con el tiempo dan al obscurecido encarnado una
sorprendente naturalidad, la de una cara exhausta y empapada de tierra y sudor.
….. los ojos y la boca entreabiertos en un último esfuerzo de comunicación con
su madre…. Sin ahorrar para sí ni su último,
flébil respiro…..”
Estas son las apreciaciones de estudiosos del arte religioso,
descritos en el texto “El Melancólico Rostro: Pomallucay”. Sin embargo, pese a las indagaciones y comentarios
realizados sobre nuestro cristo, queda aún mucho que investigar. Ojalá exista
documentación adicional en algún archivo parroquial, para que se complemente la
información existente. Sinceramente nos causa un gran júbilo, la posibilidad de
que nuestro Cristo haya sido hecho en nuestra región, que ostente
características nativas, para creer que se trata de un Cristo Andino y haya
escogido como su morada eterna la acogedora comunidad de Pomallucay.
En la actualidad el Señor de Pomallucay, Patrón de Conchucos, ha
dejado su modesta capilla para alojarse en un hermoso santuario, construida por
los voluntarios italianos. La construcción luce una monumental forma
arquitectónica, constituyendo un espléndido símbolo a la fe y a la devoción
cristiana. Terminamos este artículo invitando a todos los ancashinos
identificados con su región, a visitar al Cristo de Pomallucay y a su
santuario, que constituirá una experiencia espiritual difícil de olvidar.
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