DE HUAYNOS, CHUSCADAS, CHIMAYCHIS Y SUPUESTOS AUTORES
En la
actualidad han explotado como por arte de magia un conjunto de manifestaciones
musicales andinas. Unas han contribuido a enriquecer nuestro acervo artístico,
otras en mayor proporción y siendo muy sinceros, no han fortalecido el folklor
musical andino, tanto en su ritmo, melodía y contenido. Se echa de menos y se
extraña las melodías de las chuscadas y chimaychis ancashinos, sus letras muy
sentidas y lindantes con la poesía, que sinceramente daban ganas de escuchar y
por supuesto bailar. En ese sentido rendimos nuestro homenaje a grandes
compositores ancashinos como Jacinto Palacios, Santiago Maguiña, Ever Álvarez,
por citar a algunos de los más representativos.
Numerosas
interpretaciones musicales actuales solo han logrado mimetizarse en “nuevas”
composiciones, adulterando temas y ritmos tradicionales. La tecnocumbia ha recurrido sistemáticamente al huayno andino y
seguramente una gran proporción de esta producción musical tiene esa procedencia.
Igualmente muchos huaynos han sido reinterpretados insistentemente denotando
pobreza en la creación musical actual. Se extraña por ejemplo aquellas letras
como; “si por pobre me desprecias digo que tiene razón, amor pobre y leña verde
arde cuando hay ocasión”. O aquel magnífico huayno del trovador que conversa
con su enamorado corazón, “…...comprenderás corazón, el dolor del desengaño, a
pesar que le tuvimos un amor puro y sincero….” Podemos citar así un gran número
de canciones cuyas letras aun siendo tristes y melancólicas llaman a la
reflexión, como por ejemplo ese huayno Madre Soltera, que era infaltables en
nuestras ceremonias de homenaje por el segundo domingo de mayo.
Otros casos
son aún más lamentables. Algunos intérpretes se han apropiado de canciones
antiquísimas y señalan en forma desvergonzada como creación propia. Seguramente
las autorías de numerosas canciones se han perdido en el tiempo, lo que aprovechan
de manera poco ética y decorosa algunos paisanos para autoproclamarse autores. Verbigracia,
hay un huayno que fue cantado en la década del ochenta por la “Perlita de
Huanchay” como “San Luis Plaza Fresnecito”, luego a comienzos del año dos mil
como “Chacas Plaza Ichu Ichu”. Lo curioso es que entre sanluisinos y chacasinos
se ha desatado una controversia para dirimir si la canción pertenece a San Luis
o a Chacas, cuando en realidad probablemente no pertenezca a ningunos de esos
dos pueblos y es mucho más antigua de lo que creemos y los que se han
reconocido falsamente ser sus autores.
Por otro
lado, muchos cantantes, aun sin tener cualidades para el canto, se han declarado
artistas cuando están muy lejos de serlo. Ser artista significa dejar por lo
menos una obra importante que lo identifique y perdure en el tiempo, además
debe ser referente para las nuevas generaciones que quieran encaminarse en la
difícil, sensible pero hermosa tarea de la creación del arte. A través de estas
líneas queremos promover un verdadero arte, de promocionar la música andina
reconociendo a los auténticos artistas, intérpretes, compositores y
cantautores. Porque si no hacemos una seria reflexión y buscamos estrategias
para difundir la magnífica música andina, vamos a concurrir a su seguro
envilecimiento y degradación.
Como
escribimos hace un tiempo, el huayno debe modernizarse, evolucionar como género
musical. Los últimos tiempos lastimosamente en vez de mejorar está
involucionando tanto en la calidad de los ritmos, melodías y la propia letra.
Poco dignas son letras como éstas, “sácame la vuelta pero no me dejes, si te
vas llévame contigo”. Por su puesto tampoco estamos postulando a favor de temáticas
moralistas y conservadoras, pero si a través de la música se pueda sensibilizar
y educar a los niños, niñas y adolescentes, en buena hora. Amalaya lleguen los tiempos
en que nuestra música, no contenga mensajes que promuevan el consumo del
alcohol, la violencia de género, o que solo retraten el sufrimiento y el rencor.
Y por el contrario ojalá arribe la música que rinda tributo a la vida, a la
naturaleza, a la patria, a la mujer, al amor propio y que reafirmen los valores
y la buena convivencia.
Finalmente
podemos afirmar sin temor a equivocarnos que en la música andina existen
también copiosos temas clásicos. Este último término, entendido y relacionado como
en otras artes y en nuestro huayno también, a la belleza, al equilibrio, a la
trascendencia en el tiempo y su influencia en tiempos posteriores a su
creación. En este sentido el huayno, la chuscada y el chimaychi tradicional ancashinos
siguen siendo clásicos en la música andina, seguramente las siguientes
generaciones las seguirán disfrutando, a diferencia de aquellos temas mediocres
que no pasarán por el estricto filtro del tiempo y de nuestros exigentes y huayneros oídos.