PUENTE PUKAYAKU

Cruza el río Yanamayo y es parte del camino inka.

LAGUNA DE PEROLKOCHA

Difícil de llegar pero vale la pena.

PIRUSHTU DE KONDOR

Centinela de San Luis, sobre Roqruwarka

FLOR DE SHAQAPA

Orquidea andina, que crece sobre los 4000 m.s.n.m.

MONOLITO CON LA FIGURA DE JAGUAR

Encontrado en centro poblado de canchabamba.

viernes, 5 de enero de 2018





EL FUJIMORISMO SUPERSTITE

Alberto Fujimori, abandonó el poder en medio de un desprestigio sinigual. Finalmente estaba demostrada su ilegal re-re-elección y la intención fraudulenta de lograr la mayoría para su congreso espurio. Terminaba felizmente uno de los hechos más funestos de la historia peruana, la inconmensurable corrupción, la intromisión a los medios de comunicación, la intervención a los poderes del estado, la falta respeto a la ley, la violación de los derechos humanos,  el uso de los recursos del estado para el las campañas electorales, la manipulación a las fuerzas armadas y el enriquecimiento ilícito de sus partidarios, llegaba a su conclusión, por lo menos en esa coyuntura. 

Alberto Fujimori, huyó del Perú, apenas empezado su tercer ilegal mandato. Distanciado de su asesor y socio Vladimiro Montesinos, a quien había pagado antes algunos millones de dólares por sus importantes servicios prestados a la nación. Luego se refugió en el país de sus ancestros, renunciando a la presidencia por una carta enviada a través de un fax. Finalmente el Congreso de la República, declaró vacante la primera magistratura por incapacidad moral. Posteriormente el fugitivo reconoció con orgullo su nacionalidad japonesa, participando en la política del estado oriental aunque sin éxito y viviendo con holgura, aun sin haber cogido un céntimo del erario peruano. Algún tiempo después pretendió regresar al Perú pensando ingresar triunfalmente desde Chile por Tacna, supuestamente apoyado por miles de sus militantes para reivindicar su honor. Empero, él ni sus asesores calcularon que en el país sureño lo iban a capturar y que se iniciaría su posterior extradición y prisión.

Lo afirmado es historia, aunque contenga una cronología de sucesos lamentables que los peruanos no podemos ni debemos olvidar. El gran problema es el presente, el fujimorismo permanece vivo y sus seguidores siguen causando enormes daños al país. Los partidarios de Fujimori, liderado por sus hijos, prosiguen en la terca tarea de capturar de nuevo el poder, organizando diferentes movimientos políticos que para elección cambia de denominación, hoy empero, se ha constituido en el partido político mejor organizado del país. Actualmente el fujimorismo se ha rodeado de los personajes más conservadores y retrógrados de la política peruana. Su ideología, si lo tiene, contraviene asuntos de interés nacional y obstaculiza políticas públicas desde su mayoría legislativa. Sus militantes, así como su lideresa, denotan una clara vocación de autoritarismo, autosuficiencia y soberbia.  

Definitivamente el fujimorismo sigue causando estragos en el Perú. Gracias a la candidatura de la ex primera dama del fujimorismo, Ollanta Humala llegó al poder.  Sí, un militar que no tenía un solo mérito para ocupar un cargo de tanta importancia y responsabilidad, con las consecuencias que hoy padecemos y lamentamos. De igual modo gracias a Keiko Fujimori, hoy se encuentra en la presidencia del Perú, el ciudadano peruano americano Pedro Pablo Kuczynski, un tecnócrata conservador que en el último medio siglo ha estado vinculado a diferentes gobiernos, pero su contribución no fue de ninguna manera significativa para el estado.  Reitero, que gracias a la hija del dictador, los peruanos hemos tenido que elegir de dos veces al segundo peor candidato, por no querer tener de presidenta a la mencionada heredera de Fujimori.   
    
En la actual coyuntura, el fujimorismo sigue obrando en forma funesta como en las décadas anteriores. Su mayoría congresal no contribuye a la gobernabilidad del país, muy por el contrario obstaculiza y petardea al débil régimen del señor Kuczynski. Por lo expresado, este querido y hermoso país no tiene porqué soportar la presencia de la dinastía Fujimori durante cuatro décadas. Sin embargo mientras haya compatriotas cándidos, deshonestos, fanáticos, ambiciosos y desinformados, el fujimorismo aun podrá poseer ese exagerado y extraño tercio electoral después de haber hecho tanto daño al Perú.

Los fujimoristas de nuevo, acaban de escribir un capitulo vergonzoso de la historia peruana.  Intentaron vacar sin éxito al presidente en ejercicio, quien sin ningún remordimiento, había hecho negocios y ganó harto dinero con una empresa corrupta mientras era funcionario de alto nivel. La vacancia no prosperó por una jugada maestra del benjamín fujimorista, para canjear finalmente la libertad de su progenitor. Seguramente el dictador ahora libre, tratará de repotenciar su movimiento y de unir políticamente a sus hijos dejando un partido fuerte y organizado,  para que sigan esparciendo baldones y continúen confundiendo a peruanos fanáticos o con muy poca educación. 

Este infeliz panorama aún se ensombrece más mirando al futuro. Sin lugar a dudas, en las elecciones generales del año 2021, tendremos seguramente de nuevo a la candidata del fujimorismo y los peruanos sensatos tendremos que votar otra vez en contra de la aspirante presidencial. Hasta cuando los peruanos tendremos que escoger el mal menor? Esta situación parece que se prolongará por largos años. El otro peligro cercano es la presencia cada vez más notoria del último de los hijos de los Fujimori Higushi, quien se encuentra en competencia su hermana y es muy probable que un Fujimori esté compitiendo en todas las elecciones generales de la década del veinte.





Es necesario enfatizar, que no ha existido un gobierno más corrupto que el que dirigió Alberto Fujimori.  Aun en la actual coyuntura, propiciada por la empresa brasileña, si bien ha corrido enormes cantidades de dinero para sobornar a funcionarios públicos de diferente nivel, pero la descomposición no fue tan invasiva y colosal como en la dictadura fujimorista.   Empero sus seguidores nos reiteran hasta la saciedad, y quieren hacernos creer, que la corrupción desatada por la Empresa Odebrecht es la más grande de la historia peruana, solo con la finalidad de hacer notar que la suya era más pequeña, cuando en realidad no lo es.