PUENTE PUKAYAKU

Cruza el río Yanamayo y es parte del camino inka.

LAGUNA DE PEROLKOCHA

Difícil de llegar pero vale la pena.

PIRUSHTU DE KONDOR

Centinela de San Luis, sobre Roqruwarka

FLOR DE SHAQAPA

Orquidea andina, que crece sobre los 4000 m.s.n.m.

MONOLITO CON LA FIGURA DE JAGUAR

Encontrado en centro poblado de canchabamba.

domingo, 19 de mayo de 2019

POLÍTICA Y RELIGIÓN





LICUANDO: LA POLITICA CON LA RELIGIÓN

Hace algunos milenios nuestros antepasados los homo sapiens sapiens transitaron  de una sociedad sin clases a una estamental. Se fue modelando el estado con  sus primeros dirigentes y con ellos las primeras formas de efectiva dominación, es  decir, la explotación del hombre por el hombre. Nuestros sabidos ascendientes,  como ahora también, inventaron explicaciones para justificar el estado de cosas  desigual naciente, claro con mayor torpeza y menor racionalidad,  que las que  argumentan en la actualidad aquellos que dirigen y dominan el mundo, para  seguir defendiendo el cómodo status que detentan y quieren conservar.  


Los estados teocráticos fueron una de las primeras formas de ejercicio de poder y gobierno. Es decir, los hombres gobernaban en nombre de un dios. En otros casos no solo eso, se sintieron descendientes de un ser supremo, por lo que tenían licencia para cometer desde los actos más ridículos hasta las más crueles atrocidades. Tenían divino permiso para esclavizar a otros hombres, usurpar sus territorios, requisar sus bienes, emprender guerras, cometer genocidios e incalculables actos que de devastaron y siguen depredando la magnifica y perfecta naturaleza. La religión y la política anduvieron tomados de la mano por largo tiempo, las monarquías vinculadas íntimamente con las grandes jerarquías de las iglesias justificaban este injusto dominio, alcanzando argumentos y sostén para su sobrevivencia.   

Esta situación injusta y desigual permaneció por un exagerado y largo tiempo. En el devenir de la historia, el pensamiento crítico y reflexivo fue ganando terreno entre los hombres, para dar paso al nacimiento de las ciencias y la filosofía. Naturalmente los nuevos conocimientos cuestionaron implacablemente el orden establecido hasta demostrar su ilegalidad e ilegitimidad. Uno de los grandes acontecimientos fue el renacimiento, mas tarde,  la revolución francesa (1789), que empoderó la defensa universal de los derechos humanos.  Fue un golpe certero al matrimonio entre las realezas y las iglesias.

Más de dos siglos después de este último hecho histórico fundamental,  cuando los derechos civiles siguen en la lucha por su fortalecimiento,  la (s) religión (es) quieren empero tomar protagonismo, pretendiendo absurdamente influir en políticas públicas de gobierno.  La Biblia y el Corán son excelentes libros, contienen valiosa información geográfica, histórica y literaria, pero no pueden ser fuente de toma de decisiones de los estados,  no nos olvidemos que fueron escritos hace más de mil años y las sociedades  actuales han cambiado dramáticamente. 

Cuando la religión se asoma interesadamente sobre la política ya es en sí, preocupante, pero cuando pretende involucrarse, es realmente catastrófica. Basta observar la situación de países del Asia y África con mayorías musulmanas en donde no se han deslindado los límites de las creencias y la fe en las políticas de estado o peor aún el fanatismo y violencia de los llamados estados islámicos que pretenden imponer sus dogmas en sus sociedades. Sus odios y crueldad son inconmensurables contra aquellos ciudadanos que no comparten sus credos, han desatado asesinatos  feroces y destrucción masiva,  aun de valiosísimos monumentos arqueológicos cegados por una irracional exacerbación. Definitivamente cuando la religión se quiere licuar con la política es como si estuviéramos mezclando fuego con glicerina.

En el Perú, en América y en el mundo,  algo parecido está pasando. Claro no será con la sevicia  de los mahometanos, pero con la misma exaltación que aquellos promueven. Notablemente algunas religiones y sectas están participando activamente en la política con la finalidad de capturar y ocupar el poder. En Estados Unidos el presidente Donal Trump, reconocido racista, xenófobo, homófobo y ultra nacionalista fue elegido con los votos de sectores más conservadores, pero principalmente con los de aquellos religiosos agrupados en diferentes iglesias que se denominan evangélicos (1). Naturalmente, como ciudadanos, pueden participar en las cuestiones del gobierno, pero no se comprende como los creyentes que defienden y enarbolan el nombre de Cristo, pueden apoyar a los sectores políticos que promueven y defienden la inequidad, el odio y la segregación.

En América Latina, el evagelicalismo se ha extendido en las últimas décadas a tal punto de representar fuertes porcentajes de su población (2). Su presencia en la política cada vez se hace más notable e influyente. En la región ya hay un presidente evangélico, el guatemalteco Jimmy Morales, en Costa Rica el pastor evangélico Fabricio Alvarado, aun perdiendo en la segunda vuelta, obtuvo el 38 por ciento de votos, en Chile el presidente Sebastián Piñera quien tuvo como asesores a cuatro pastores evangélicos, gracias a los cuales pudo ganarse el voto de la población más creyente y conservadora. En el Perú, los evangélicos tienen presencia en los partidos de la derecha conservadora y han llegado al parlamento, como por ejemplo el Partido Restauración Nacional, liderado por el pastor Humberto Lay. Así se podría citar diferentes experiencias en otros países en relación a este fenómeno.

Pero merece mención aparte, la última elección en el gigante de América de Sur: Brasil. Hace muy poco ha llegado a la presidencia de la Republica un tal Jair Bolsonaro, una especie de Donald Trump latinoamericano. Este exmilitar ha ganado las últimas elecciones en segunda vuelta y en forma holgada enarbolando banderas racistas, homófobas y neoliberales, los artífices del triunfo fueron en gran medida los evangélicos. En el vecino país del este, “…los legisladores evangélicos actualmente ocupan 85 de los 513 escaños en la cámara baja del Congreso de Brasil, lo que significa que la derecha religiosa está definiendo el debate nacional sobre los derechos de los homosexuales, la igualdad racial, la salud reproductiva, la educación y otras cuestiones sociales…”. (3)

Seguramente podremos pensar y creer que no debe llamarnos la atención el crecimiento de los evangelistas en número y su participación en política. En nuestros países hay libertades irrestrictas de credo y ejercicio político. No obstante el pensamiento político evangélico se ha unido férreamente a la más conservadora y recalcitrante derecha de nuestro país y otras partes del mundo. Pero lo más grave es que estos cristianos están  ”….. resolviendo la desventaja política más importante que los partidos de derecha tienen en América Latina: su falta de arrastre entre los votantes que no pertenecen a las élites. Tal como señaló el politólogo Ed Gibson, los partidos de derecha obtenían su electorado principal entre las clases sociales altas…” (4). Hoy los conservadores encuentran apoyo y votos en los sectores de menores recursos económicos.

En el caso peruano, principalmente en los andes y en la amazonia, la gran masa de creyentes de estas iglesias como lo hemos señalado pertenecen a niveles socioeconómicos pobres y educación básica, mientras altas jerarquías pertenecen a sectores sociales acomodados. Sin embargo estos promueven propagandas contra las políticas estatales en materia de educación y salud, aun cuando no son usuarios de esos servicios. Es penoso comprobar que en nombre de Dios, de Cristo y de los evangelios manipulen, engañen, confundan a nuestros modestos compatriotas para que defiendan fervientemente este sistema perverso que los perjudica y apoyen a los todopoderosos para que multipliquen infinitamente sus privilegios y mantengan por siempre las profundas desigualdades. 



(  1)    Los evangélicos tiene una historia de más de medio milenio, en este tiempo se han multiplicado enormemente, en diferentes partes del mundo. Pertenecen a este movimiento, los luteranos, anglicanos, presbiterianos, bautistas, metodistas y pentecostales.
(  2)    Mediciones serias colocan el porcentaje de cristianos evangélicos en el Perú entre el 11% (2012) y el 17% (2014), como recientemente ha notado la socióloga Catalina Romero. Los evangélicos en el Perú. RAÚL ZEGARRA, FILÓSOFO Y TEÓLOGO El Comercio del 31 de octubre del 2017. Los datos del censo son de 2012, aún no está disponible el de 2017. En él, los chilenos deben declarar su afiliación religiosa. Preguntados por “cuál es su religión o credo”, un 67,37% por ciento respondía que era católico, un 16,62% evangélico y un 11,58% no tenía religión alguna. (Religión en libertad. 16 enero del 2018
  (3)    El aumento de los 'narcotraficantes evangélicos' en Brasil Robert Muggah 27 de noviembre del 2017
(  4)    Un matrimonio perfecto: evangélicos y conservadores en América Latina. JAVIER CORRALES 19 de enero de 2018.