PUENTE PUKAYAKU

Cruza el río Yanamayo y es parte del camino inka.

LAGUNA DE PEROLKOCHA

Difícil de llegar pero vale la pena.

PIRUSHTU DE KONDOR

Centinela de San Luis, sobre Roqruwarka

FLOR DE SHAQAPA

Orquidea andina, que crece sobre los 4000 m.s.n.m.

MONOLITO CON LA FIGURA DE JAGUAR

Encontrado en centro poblado de canchabamba.

domingo, 28 de junio de 2020

HISTORIA DE SAN LUIS PARTE II





HISTORIA DE SAN LUIS.

(ETAPA COLONIAL)

Cuando se produce la conquista del Perú, nuestra tierra cambia de nombre, adopta el nombre de San Luis,  San Luis de Chuquipampa o San Luis de Huari, en relación a su antigua pertenencia, sin lugar a dudas fue una población pequeña, sin la trascendencia de Huari o de  Piscobamba. Seguramente no tenga fecha de fundación española, porque las fundaciones estaban destinadas para lugares con  mayor significación comercial, estratégica o administrativa. Uno de los primeros españoles que pasó por la jurisdicción fue Hernando Pizarro, quién se dirige desde  Huari a Piscobamba, probablemente pasando por Tambo Real de Huancabamba y Yauya, cuando se dirigía a Pachacamac en busca de tesoros. Así lo testimonia el cronista Miguel de Estete. Hernando Pizarro atraviesa suelo sanluisino por el Camino del Inca entre los días 2 y 3 de abril de 1533.

Inmediatamente después se inicia un proceso de evangelización en todos los territorios conquistados,  precisamente los primeros que inician esta labor fueron los agustinos y dominicos (1). Luego del proceso de extirpación de idolatrías  se afianzan las convicciones  cristianas en la población mestiza y aborigen,  que dan nacimiento a unas instituciones llamadas cofradías. Estas no son otra cosa que la asociación individuos, principalmente  laicos, con distintos propósitos, podían ser agrupaciones de españoles, de indios o de negros. La más importante finalidad fue  la de rendir tributo, culto y celebraciones  a determinados íconos cristianos (Jesucristo, la Virgen María en sus diversas advocaciones y diferentes santos). Los cófrades administraban sus propiedades y bienes donados por terceros y  celebraban anualmente las fiestas con las rentas que generaban los bienes de los símbolos católicos. Estas se institucionalizaron a través de los siglos para convertirse en nuestras fiestas patronales y otras festividades de nuestro calendario religioso. (2)

Como hemos señalado, éstas propiedades constaban de haciendas completas, punas enteras, rebaños de animales, terrenos y solares,  donados por particulares para una determinada  imagen de su devoción. Los motivos de las donaciones eran  la falta  de descendencia, los actos de constricción por  los pecados cometidos en  vida o simplemente   motivados por una gran fe. Las comentadas propiedades eran arrendadas a terceros por una renta anual, que servían para las fiestas y arreglos  de la imagen, de la iglesia, la pila bautismal y otros gastos que suponía el culto. En nuestro caso, la cofradía más importante fue la del Santísimo Sacramento, entre sus bienes se cuentan la hacienda de Ruris, terrenos en Pomallucay, Yanapuma, Yanacará, el solar de convento (al oeste de la plaza de armas actual),  entre otros. Una segunda Cofradía pertenecía a San Luis (Tayta Patrón) como algunos terrenos en Muchcas (Patroncocha), Qerushuy, Machajwahi, algunos predios en Colcabamba, igualmente la puna de Caninaco,  pertenecía a  la Cofradía de la Virgen de Dolores de San Luis, donado por Pedro Alejandrino Melgarejo en 1872. 

Lo cierto es que las cofradías aceleran su decadencia con la independencia en 1821. La naciente república establece algunas modificaciones de las viejas estructuras coloniales y la misma iglesia sufrió estos cambios con la expropiación de los bienes eclesiásticos. En 1865 se crea la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima y todos los bienes de las cofradías pasan a ser administradas por esta institución. En el caso nuestro las propiedades de las cofradías pasan al poder de la Sociedad de Beneficencia de Huari, la que inicia un verdadero negocio en la venta y alquiler de diferentes predios y propiedades. En la actualidad estas propiedades se hallan aún en poder de la Beneficencia, en manos de particulares y en otros casos han sido recobradas por las comunidades campesinas. (4)

En  esta parte de nuestra historia, se registra la visita de un gran personaje a San Luis, se trata del Arzobispo de Lima Santo Toribio de Mogrovejo, quién recorre el Callejón de Conchucos hasta en tres  oportunidades, la primera entre 1584 y 1588,  la segunda entre  1593 y 1594, fecha en celebró el octavo sínodo en San Pedro de Piscobamba en noviembre de 1594. La  tercera en 1596.  En este viaje  se sabe   con precisión  que el arzobispo pasó por  San Luis el 13 de mayo de 1596, porque existe una carta escrita por Santo Toribio  en nuestra tierra, relacionada a las contribuciones o diezmos que deberían aportar las doctrinas.  Además todos conocemos la anécdota del Santo en Pomallucay y el origen del nombre de esta comunidad,  referida a la pérdida de su  acémila devorada por un puma hambriento. (5)
  
En esta parte de nuestra historia colonial, necesariamente deberemos referirnos a uno de los españoles que estuvo vinculado con esta tierra. Se trata del Licenciado Diego Álvarez de Toledo, sería incompleto no tener en cuenta a este singular personaje, pues era dueño de la estancia de Canchabamba, la hacienda de Uchusquillo, la estancia de Chuclush en Llumpa y del obraje de Aurinja. Además del predio de Arway en Cunya.   Pero creemos necesario conocer un poco más de la biografía del español que como hemos referido tiene mucho que ver con la historia local y sobretodo con la vida posterior de los pobladores de sus principales  propiedades de la zona: Aurinja, Canchabamba y Uchusquillo.

Diego de Alvarez de Toledo habría nacido en Salamanca en el tercer decenio del siglo XVI, luego emigra al Perú, en donde se convierte en  cercano colaborador del virrey Francisco de Toledo, uno de los más importantes gobernantes de la etapa colonial. Diego de Álvarez  pues ocupa cargos de corregidor y visitador en diferentes provincias del extenso virreinato peruano. Estando en Huánuco conoce al español Francisco de Tarazona, dueño de la encomienda de Huari, que pertenecía en ese momento  a la jurisdicción de Huánuco. El hecho es que cuando fallece el dueño de la encomienda de Huari, el licenciado Álvarez contrae matrimonio con la viuda Isabel de Figueroa, poseedora  de una gran belleza y de una cuantiosa fortuna, además señalan nuestras fuentes que esta señora era presumiblemente hermana de Amarilis, notable poetisa de la época colonial que fue leída y respondida por el célebre  poeta español Lope de Vega.

Lo cierto es que con el matrimonio, Álvarez se convierte en un hombre de mucha fortuna si se incluye las propiedades que él también  poseía.  Las propiedades de esta familia eran cuantiosas, además de la señaladas poseía otros dos obrajes (uno en Chacas), haciendas y estancias en Huánuco, tiendas en Lima y hasta numerosos esclavos negros. Sólo en Canchabamba poseía 600 cabezas de ganado vacuno, 200 yeguas, otras 12 000 cabezas de ganado lanar en otro lugar no especificado de  Ichohuari. (6)

Pero nuestro personaje se caracterizaba no sólo por su enorme riqueza, sino también por una gran amabilidad y humanismo, a diferencia de otros españoles, se preocupaba por el bienestar de sus trabajadores y principalmente ayudaba el establecimiento y consolidación de la religión cristiana. Por ejemplo en 1585 se establecen en Huánuco los  sacerdotes agustinos, a estos religiosos los  favorece sin ninguna limitación, mandando construir capillas y arreglar altares apoyándoles  económicamente. Al fallecer sin dejar descendencia, casi todas sus propiedades son destinadas para el bien social  y comunal. En su testamento deja como herencia las propiedades de Canchabamba, Uchusquillo y Aurinja al Convento San Agustín de Huánuco, razón por la cual los pobladores de estas zonas estuvieron vinculados a esa región, viajando incansablemente para prestar servicios personales de temporada en temporada. La única condición de su filantropía  fue que anualmente se digan misas y recordatorios por su alma y la de su esposa. (7)

La comunidad de Uchusquillo,  más tarde llamada hacienda de Uchusquillo, comprendía los anexos: Tarapampa, Rosas, Canchabamba, Aurinja, Paccha, Arhuay en Cunya y  Chucllush en Llumpa, reiteramos, fue otorgada como encomienda al español Diego de Alvarez, éste posteriormente dona sus propiedades al Convento San Agustín de Huánuco. “...Sobre el origen de propiedad del fundo Uchusquillo ubicado en el distrito de San Luis, jurisdicción de la provincia de Huari me es grato manifestar que dicho fundo perteneció al Supremo Convento San Agustín de Huánuco, que transfirió el dominio útil a favor de don Joaquín de Quevedo, mediante contrato enfitéutico otorgado el 03 de enero de 1815 ante el escribano Público Don Enrique López. Al expedirse la Ley de fecha 04 de marzo de 1828, el gobierno adjudicó el dominio directo del mencionado fundo al Colegio Nacional de Minería, hoy “Leoncio Prado” que ha venido percibiendo el canon anual de 545 soles con veinte centavos, correspondiendo al Colegio Nacional de “La  Libertad” de Huaraz percibir la suma de 240 soles a mérito del Decreto Supremo del 15 de enero de 1849.....Por informes de la Dirección del Colegio Nacional de Huánuco se tiene conocimiento que los títulos del mencionado predio se perdieron en 1917....” Señala un documento en el Archivo del Proyecto Especial de Titulación de Tierras en Huaraz.  Como hemos visto,  los   mencionados colegios se convirtieron en propietarios de estas tierras, ergo facultados para arrendarlos a terceras personas.  (8)

El mismo documento añade que el 25 de junio de 1869 adquieren  dominio útil sobre esta propiedad por remate público,  Rosenda e Ildefonso Martel, cuya descendencia administraría la hacienda hasta hace algunas décadas. En setiembre de 1873 los comuneros inician una revuelta, pero sin mayores consecuencias, empero en esta coyuntura se redacta un hermoso manifiesto dirigido al presidente Manuel Pardo. Seguramente es uno de las primeras demandas escritas y presentadas ante el estado. Es un testimonio realmente singular por la defensa de los derechos humanos, un antecedente ejemplar de la lucha por la dignidad humana y la justicia, lanzada desde una pequeña comunidad como la de Uchusquillo, debe servir de referente y reflexión cada 25 de setiembre como una muestra de respeto y consideración a las aspiraciones de libertad e igualdad planteadas por los hombres del campo. (9)
                             
En el aspecto político y administrativo, después de la conquista,  el Perú fue organizado en relación a la jurisdicción eclesiástica, base de la civil. En tal sentido el país está conformado por un arzobispado y 05 obispados,  los que en 1569 se dividen en corregimientos, estos  se subdividen en repartimientos, que a la vez se subdividen en curatos o parroquias. San Luis fue cabecera de la parroquia del mismo nombre, perteneció al repartimiento de Huari y al corregimiento de Conchucos, que dependía del Arzobispado de  Lima. Esta demarcación subsistió hasta 1782, fecha en que fueron suprimidos los corregimientos como secuela del levantamiento de Tupac Amaru. Los corregimientos fueron reemplazados  por las intendencias,  y la zona de Conchucos pasó a formar parte de la Intendencia de Tarma y por añadidura  San  Luis paso a formar parte de la Intendencia de Tarma hasta los primeros años de la república.

Se tiene conocimiento que en la época de la independencia, específicamente la hacienda de Uchusquillo, parte de nuestra provincia,   aportó para el fomento del Ejército Libertador  con 140 cabezas de ganado vacuno,  cuyo valor total fue de 1120 pesos, fijado el precio de 8 pesos el precio de cada cabeza de ganado. (10)

(1)   MARQUEZ ZORRILA, Santiago.  “Huari y Conchucos” Imp. El Cóndor.  Segunda Edición.  1965

(2)   RODRIGUEZ TOLEDO, L. Cuatro Momentos de las Cofradías  del Virreinato del Peru” Uku Pacha. Lima 2012

(3)   Archivo Regional de Ancash. Documentos Varios.

(4) En diversos casos, las propiedades más extensas de la Beneficencia, fueron convertidas en flamantes Comunidades Campesinas después de la reforma agraria. La hacienda de Ruris, arrendado por Víctor Osorio,  se convirtió en la Comunidad Campesina Luis Pardo. En el caso de Cunya y Uchusquillo, fue arrendada por la familia Ortiz.  Esta última propiedad convertida en la Comunidad Campesina de Santa Rosa de Uchusquillo o en el caso de la puna de Caninaco había sido adquirida por Raymundo Esparza en 1895, del mismo modo convertida en la década del setenta en la Comunidad Campesina “Unión Canicaco”
Efectivamente, otros terrenos como Pishqupukio pertenecieron también a la Beneficencia de Huari, la que fue vendida a particulares en la década del sesenta del siglo pasado. El propio Cementerio General de nuestra localidad formó parte del mismo predio, que luego fue separado de la propiedad anterior. 

(5) Ver,  “Señor de Pomallucay Arte, Historia y Fe”. Publicado en el bloq: pirushtuel miradorbloqspot.

  (6) LEON G. Miguel.. “El Testamento del Licenciado Diego Alvarez”. Historia y Cultura. No 20 pp. 319-350. 1993

(7) ALBA HERRERA, Augusto. Luchas Campesinas en el Perú” Ancash y Región Central. Ediciones El Inca. 2012

(8) Por otra lado a partir de la década del cincuenta se registran protestas y luchas de los uchusquillinos contra la administración de los conductores Luis y Moisés Ortiz y el administrador judicial Leoncio Pasco Barrón, esposo de Delia Ortiz Martel. Existen documentos que informan las denuncias contra  los abusos de los administradores de la hacienda por los trabajos gratuitos, los servicios personales obligados y el aumento injustificado de la merced conductiva de las parcelas que ocupaban los uchusquillinos, por lo que en la mitad de la década del 50 hubo un movimiento campesino en la zona, cuya secuela fue el encarcelamiento injusto de los líderes campesinos Clemente Herrera, Feliciano Ramírez y Juan Nieto. Solo después de largas y frecuentes quejas y luchas, Uchusquillo pudo lograr en cierta forma su real  independencia y autonomía  con la Resolución Ministerial No 015-73 del 02 de enero de 1973, cuando son incorporados para efectos de reforma Agraria. 
Por eso se sabe que estos paisanos iban de tiempo en tiempo a prestar sus servicios personales,  hasta el vecino departamento de Huánuco, tenían  que hacerlo caminando jornadas que superaban los tres días, trabajando gratuitamente durante días y semanas, en las propiedades de los arrendatarios, estas penurias todavía son recordadas por uchusquillinos longevos que cuentan con nostalgia por la  larga y triste  historia vivida.

(9) Ver “Manifiesto Campesino de Uchusquillo de 1873”. Publicado en el bloq: pirushtuel miradorbloqspot.

(10). Archivo del Proyecto Especial de Titulación de Tierras de Ancash.




CONTINÚA:           III PARTE. SIGLO XIX.


sábado, 6 de junio de 2020

HISTORIA DE SAN LUIS PARTE I





BREVE INICIACIÓN A LA HISTORIA DE SAN LUIS. 
(LOS INICIOS)
Intentar construir la historia de cualquier pueblo, sin poseer documentación y bibliografía suficiente, constituye de por sí una seria limitación, sin embargo, trataremos de iniciar una breve reseña histórica de nuestro terruño, partiendo de las pocas fuentes que contamos, recurriendo principalmente a las fuentes orales, las tradiciones, costumbres y algunos escasos textos escritos sobre la región.

Empezaremos esta síntesis historica, presentado una pequeña descripción de la localidad, en palabras del reverendo S. Marquez. “...  La población brinda un panorama incomparable. Gracias a su horizonte tan abierto, el sol sale temprano y se oculta tarde, la luz brilla más que en ningún otro sitio, pues la cordillera que se tiene frente a este pueblo, refleja como un espejo los rayos del sol...”. Efectivamente la villa de San Luis es una localidad con un paisaje pintoresco y singular en la zona, tiene en los puntos cardinales horizontes amplios y lejanos, sólo en el sur se yergue majestuoso e imponente, el cerro Potosí, como queriendo proteger a todo nuestro pueblo. Potosí es el nombre de nuestro centinela, en comparación a la gran mina boliviana, por su riqueza minera que aún guarda en sus entrañas. (1)

En la época prehispánica nuestro pueblo, formó parte del grupo étnico de Ichohuari, que estaba conformado por nuestra provincia, Asunción y Antonio Raymondi, es decir los pueblos que se encontraban a la izquierda de Huari. Se sabe que fue denominado de manera genérica Chuquipampa, mientras el padre Márquez lo denomina Chuquihuari. Es necesario señalar que Huari estaba conformado por Ichohuari y Allaucahuari (Huari y los pueblos que están a su derecha). Mientras la zona de San Marcos y Chavín estaba conformada por el grupo étnico Pincos. (2)

Todo indica que el nombre nativo de nuestra tierra está vinculado al término quechua chuki, pero que parece ya castellanizado. Es probable que el vocablo nativo sea tsoqe que ha devenido en chuki. En las afueras de la población, se halla un terreno llamado tsoqebamba (tsoqepampa) hoy Capulipampa. El témino quechua tsoguepampa se ha transformado a las palabras castellanizadas tsoguebamba y luego a chuquipampa, tal como denominan algunos autores a esta parte de la provincia (3).

El término quechua “tsogue”, supone también diferentes significados, sabemos que es una planta que crece en las zonas quechuas, aunque hoy esta vegetación no se observa en la zona. El mismo término tsogue significa también suelo abierto o que se abre, quizás este nombre pueda tener mayor sentido   en relación a los problemas de agrietamiento que siempre ha tenido la población. Es curioso que, en relación a este fenómeno también en las cercanías del poblado hallamos una zona llamada Machaqwahi, literalmente casa borracha, sobreentendida como construcción o terreno inestable.

En conclusión, tsoqepampa, puede significar, llanura con agrietamientos o en su defecto planicie poblada con la vegetación que hemos señalado en el párrafo anterior. No obstante, es difícil señalar categóricamente el significado de este topónimo.

En relación a nuestro análisis, creemos necesario incluir la contribución de investigador piscobambino Américo Portella Egúsquiza, en su texto “Serenatas Andinas”, señala que “…originalmente San Luis se denominaba “Chuquispampa”.  Según los entendidos lo que ha ocurrido es que se ha producido una remodelación idiomática del nombre toponímico, Chuquispampa, significa pampa del oro fino….” (3).  En este sentido hay que precisar que el término chuki, literalmente significa oro en la lengua aymara, pero este metal precioso en quechwa se denomina qori. En todo caso si tuviera este significado el vocablo deberá haber sido Goripampa. Como sabemos en este caso el vocablo chuqui, es la deformación lingüística de la expresión nativa tsoqe. Sin estar completamente de acuerdo con esta afirmación, valoramos su comentario.

Es conveniente también incorporar el comentario de don Manuel Mendoza García, investigador y articulista de la Revista Aspirando, vocero de la Institución Educativa Amauta Atusparia de Chacas, que precisa, “… según el Diccionario Enciclopédico del Perú, de José Alberto Tauro, la palabra chuqui, significa lanza…” Luego añade, “…durante la época colonial las parroquias de San Martin de Chacas y de San Luis constituyeron el repartimiento de Chuquihuari de la real corona, por cuyas circunstancias a los nativos del citado repartimiento se les conocía con el gentilicio castellanizado de chuquis, o sea naturales de Chuquihuari. El nombrado término se aplicó a los habitantes de las dos parroquias, posiblemente, por el predominio del Choqui (lanza) entre sus habitantes, de cuyas costumbres son herederos los campesinos del distrito de San Luis, que no dejan el bastón de lloque en sus caminatas…” (4) La apreciación del señor Mendoza nos ayuda a esclarecer la razón de nuestro apelativo, tukru fusil.  

Producida la conquista, toma el nombre de San Luis, hoy capital de la provincia. Esta denominación tiene un origen claramente cristiano y religioso, en homenaje al rey de Francia, Luis IX (1215-1270), quién encabezaría la última cruzada tratando de rescatar las tierras santas, ocupadas por los musulmanes. El rey en mención perecería en la brega por esta noble causa. Luis IX fue canonizado en mérito a su gran religiosidad, sencillez de su vida, virtudes personales y su inmensa fe. Efectivamente los nombres de los pueblos de Conchucos y muchas ciudades del Perú, procedieron de los diversos personajes reconocidos y santificados por la iglesia católica, dado el espíritu profundamente creyente de los conquistadores, por ejemplo, San Martín de Chacas, Santo Domingo de Huari, San Pedro y San Pablo de Piscobamba, San Juan de Pomabamba, San Andrés de Llamellín y San Luis de Huari.

Entonces nuestra tierra cambia de nombre, adopta el de San Luis de Chuquipampa o San Luis de Huari, en relación a su antigua pertenencia. Sin lugar a dudas fue una población pequeña, sin la trascendencia de Huari o de Piscobamba, dos pueblos prehispánicos importantes en esta vasta zona.
Seguramente no tenga fecha de fundación española, porque las fundaciones estaban destinadas para pueblos y ciudades con mayor significación comercial, estratégica o administrativa.

En los inicios de nuestra historia aparecen diversos vestigios de ocupación humana en el distrito y en la provincia. Uno de los más antiguos es Inka Raqaa, ubicada en el caserío de Illauro, ciudadela caracterizada por un conjunto de construcciones líticas, esparcidas en algunas hectáreas. se puede distinguir nítidamente algunas ventanas trapezoidales que sería un rasgo importante de la arquitectura andina posterior. De este lugar ha sido extraída innecesariamente un mediano lanzón (wanka) que se encuentra clavada en la plazuela de la comunidad.

Prosigue en importancia Kasha Hirka, ubicada al oeste de la localidad. Esta extendida la plataforma en aproximadamente diez hectáreas, que va desde el camino real que se dirige a Taulli, hasta el confín de las elevaciones del terreno. Seguramente, como muchas de las sociedades autóctonas, sus ciudades se construyeron en las partes altas del territorio. Significaba la conservación de las zonas agrícolas de las zonas bajas y una finalidad estratégica y militar.   El abandono, el paso de los años y la ocupación del hombre, en la agricultura y el pastoreo ha deteriorado dramáticamente el sitio. En la actualidad se encuentra un conjunto de corrales que han sido construidas con piedras de las edificaciones. Además, la presencia de un conjunto de plantas de eucalipto ha contribuido en la deformación del monumento.

La extensión del terreno supone haber existido edificios, calles, entradas que apenas se distinguen. La plazuela actual del poblado de Qontsa Hirka, probablemente haya sido uno de los espacios más importantes del sitio arqueológico. No obstante, al oeste de la explanada todavía queda una construcción lítica sobre un pirushtu, que tiene una entrada a la construcción, que espera un estudios y trabajo especializado.

Según los estudios en Kasha hirka se percibe una clara influencia de la Cultura Recuay, también llamada Huaylas o Santa (200 ac – 700 dc) que pertenece al intermedio temprano. Esta sociedad ocupó gran parte de la sierra del territorio ancashino. Se caracterizó también por la construcción de estructuras de piedra, el labrado de monolitos con diferentes figuras y su cerámica singular por su estilo “rojo y blanco”. Por eso en Kasha Hirka se pueden observar todavía algunos tipos de construcción, como acueductos, pequeñas plazas circulares y los restos de una cerámica esparcidas en todo el terreno.

Debemos tener también en cuenta la existencia de algunos restos en el centro Poblado Menor de Canchabamba. Esta comunidad se asienta sobre un sitio arqueológico, pues en diversos trabajos de edificación han hallado y rescatado numerosas piezas líticas que testimonian la existencia de una avanzada sociedad. Igualmente, en la comunidad de Carash, en el límite con Canchabamba, se encuentran diversas construcciones que han sido destruidas por las actividades humanas y principalmente por la construcción de la carretera a este último caserío.

Hay una riqueza arqueológica enviable en toda la provincia. El hermano distrito de Yauya atesora piezas líticas de influencia chavinoide. La piedra de Yauya es una wanka (piedra alargada) estudiada por arqueólogos peruanos de primera importancia, como Julio Cesar Tello y Federico Kauffmann Doig. Tampoco podemos dejar de mencionar las cámaras funerarias ubicadas en el Centro Poblado de Juncay, lastimosamente saqueadas, y destruidas con la construcción de la carretera hacia la mencionada población. En el progresista distrito de San Nicolás, se encuentra también el centro arqueológico de Kotosh, una ciudadela que aún conserva rasgos de un lugar importante, en donde se puede apreciar edificaciones diversas, enormes paredes de piedra que seguramente fueron parte de edificios, plazuelas que alguna vez habrían sido centros ceremoniales, entradas, restos de calles, pero hoy en estado de deterioro y usado para fines agrícolas. Añadimos en este mismo distrito, las cámaras funerarias del hermoso Qayarapana, que también se encuentran profanadas.

Existen además otros vestigios arqueológicos regados en toda la provincia, se trata de chullpas, atalayas, acueductos y diversas construcciones que constituyen ardua tarea pendiente de los jóvenes científicos sociales, para el estudio, el rescate, la conservación y principalmente su difusión para la intervención del Ministerio de Cultura y declaración como Patrimonio Arqueológico Regional.

Merece un párrafo aparte el camino Inka (Qhapaq Ñam). Esta magnífica caminera atraviesa la provincia. Ingresa por Puaq (Caninaco), pasa por Palla Wachanan, luego se dirige a Yauya bajando por Tambo Real de Huancabamba, en donde se puede apreciar aun el hermoso sendero prehispánico. Prosigue hacia el magnífico puente Puka Yaku que cruza el no menos impactante  río Yanamayo y luego transcurre hacia la provincia de Mariscal Luzuriaga. Es necesario precisar que esta vía real se halla en buen estado de conservación en nuestro distrito, en algunos casos el ancho excede a los diez metros. Por otro lado, el lugar de nominado Palla Wachanan (lugar en donde alumbró la esposa del inka) existe una edificación de piedra que todavía conserva su estructura y características iniciales. En la orilla de la caminera, se puede hallar también enormes monolitos cincelados en su contorno, llamados guelley peesanan (para pesar la plata) una especie de wipis gigantes que el paso del tiempo no ha podido deteriorar. De mismo modo, es menester especificar que el Qhapaq Ñam, solo atraviesa en Ancash, las provincias de Huari, Fitzcarrald, Mariscal Luzuriaga, Pomabamba, Sihuas, Corongo y Pallasca, convirtiéndose de un gran potencial de turismo de nuestra provincia y de la región.

Como observamos, en esta etapa, la zona de Conchucos desarrolló su propia historia, aunque existan periodos visibles de influencia externa, como la de la cultura Recuay y posiblemente de la Cultura Wari. Sin embargo, hasta la segunda mitad del siglo XV mantiene su autonomía, hasta que llegaron los conquistadores cuzqueños, dirigidos Tupac Ynca Yupanqui y Huayna Capac, descendientes del gran Pachacútec. Algunos cronistas como Cieza de León manifiestan que “...Los indios de la provincia de Conchucos, fueron muy belicosos y los incas se vieron en trabajo sojuzgarlos.” 

Así mismo el inca Garcilazo de la Vega señala que: “... Ganó el Inca a las provincias rebeldes con hambre y astucia militar.” Y termina diciendo que el asalto duró de cinco a seis meses. Derrotadas las huestes conchucanas fueron incorporadas a la jurisdicción del Chinchaysuyo. Para el estudio de este período de la historia regional realmente se han hecho muy pocas investigaciones, por la que se caracteriza sólo de generalidades para toda la región.



Termina el periodo prehispánico de nuestra pequeña historia con la conquista del Perú. Uno de los primeros españoles que pasó por la jurisdicción fue Hernando Pizarro, quién se dirige desde Huari a Piscobamba, probablemente pasando por Tambo Real de Huancabamba y Yauya, cuando se dirigía a Pachacamac en busca de tesoros. Así lo testimonia el cronista Miguel de Estete. Hernando Pizarro atraviesa suelo sanluisino por el Camino del Inca entre los días 2 y 3 de abril de 1533. (6)

(1)    MARQUEZ ZORRILA, Santiago. 1965. “Huari y Conchucos” Imp. El Cóndor.  Segunda Edición.  Lima.
(2)    GOMEZ LEON, Miguel. “Presencia de Santo Toribio de Mogrovejo en el Callejón de Conchucos” Diócesis de Huari. 2008
(3)    Seguramente trae confusiones la escritura quechua, a veces recurrimos a su correcta escritura y en algunos casos omitimos reglas, con la buena intención de transmitir claridad para su lectura y comprensión
(4)    PORTELLA EGUSQUIZA, Américo. Serenatas Andinas. 2000 Lima.
(5)    MENDOZA GARCÍA, Manuel.  Revista Aspirando. N° 05 1978 Colegio Amauta Atusparia Chacas.
(6)    ESTETE MIGUEL, "Relación de la Conquista del Perú"

II PARTE : LA ETAPA COLONIAL.