HISTORIA DE SAN LUIS.
(ETAPA COLONIAL)
Cuando
se produce la conquista del Perú, nuestra tierra cambia de nombre, adopta el
nombre de San Luis, San Luis de
Chuquipampa o San Luis de Huari, en relación a su antigua pertenencia, sin
lugar a dudas fue una población pequeña, sin la trascendencia de Huari o
de Piscobamba. Seguramente no tenga
fecha de fundación española, porque las fundaciones estaban destinadas para
lugares con mayor significación
comercial, estratégica o administrativa. Uno de los primeros españoles que pasó
por la jurisdicción fue Hernando Pizarro, quién se dirige desde Huari a Piscobamba, probablemente pasando por
Tambo Real de Huancabamba y Yauya, cuando se dirigía a Pachacamac en busca de
tesoros. Así lo testimonia el cronista Miguel de Estete. Hernando Pizarro
atraviesa suelo sanluisino por el Camino del Inca entre los días 2 y 3 de abril
de 1533.
Inmediatamente
después se inicia un proceso de evangelización en todos los territorios
conquistados, precisamente los primeros
que inician esta labor fueron los agustinos y dominicos (1). Luego del proceso
de extirpación de idolatrías se afianzan
las convicciones cristianas en la
población mestiza y aborigen, que dan
nacimiento a unas instituciones llamadas cofradías. Estas no son otra cosa que
la asociación individuos, principalmente
laicos, con distintos propósitos, podían ser agrupaciones de españoles,
de indios o de negros. La más importante finalidad fue la de rendir tributo, culto y celebraciones a determinados íconos cristianos (Jesucristo, la
Virgen María en sus diversas advocaciones y diferentes santos). Los cófrades administraban
sus propiedades y bienes donados por terceros y celebraban anualmente las fiestas con las
rentas que generaban los bienes de los símbolos católicos. Estas se
institucionalizaron a través de los siglos para convertirse en nuestras fiestas
patronales y otras festividades de nuestro calendario religioso. (2)
Como
hemos señalado, éstas propiedades constaban de haciendas completas, punas
enteras, rebaños de animales, terrenos y solares, donados por particulares para una
determinada imagen de su devoción. Los
motivos de las donaciones eran la
falta de descendencia, los actos de
constricción por los pecados cometidos
en vida o simplemente motivados por una gran fe. Las comentadas
propiedades eran arrendadas a terceros por una renta anual, que servían para
las fiestas y arreglos de la imagen, de
la iglesia, la pila bautismal y otros gastos que suponía el culto. En nuestro
caso, la cofradía más importante fue la del Santísimo Sacramento, entre sus
bienes se cuentan la hacienda de Ruris, terrenos en Pomallucay, Yanapuma, Yanacará,
el solar de convento (al oeste de la plaza de armas actual), entre otros. Una segunda Cofradía pertenecía
a San Luis (Tayta Patrón) como algunos terrenos en Muchcas (Patroncocha),
Qerushuy, Machajwahi, algunos predios en Colcabamba, igualmente la puna de
Caninaco, pertenecía a la Cofradía de la Virgen de Dolores de San
Luis, donado por Pedro Alejandrino Melgarejo en 1872.
Lo
cierto es que las cofradías aceleran su decadencia con la independencia en
1821. La naciente república establece algunas modificaciones de las viejas
estructuras coloniales y la misma iglesia sufrió estos cambios con la
expropiación de los bienes eclesiásticos. En 1865 se crea la Sociedad de
Beneficencia Pública de Lima y todos los bienes de las cofradías pasan a ser
administradas por esta institución. En el caso nuestro las propiedades de las
cofradías pasan al poder de la Sociedad de Beneficencia de Huari, la que inicia
un verdadero negocio en la venta y alquiler de diferentes predios y
propiedades. En la actualidad estas propiedades se hallan aún en poder de la
Beneficencia, en manos de particulares y en otros casos han sido recobradas por
las comunidades campesinas. (4)
En esta parte de nuestra historia, se registra
la visita de un gran personaje a San Luis, se trata del Arzobispo de Lima Santo
Toribio de Mogrovejo, quién recorre el Callejón de Conchucos hasta en tres oportunidades, la primera entre 1584 y
1588, la segunda entre 1593 y 1594, fecha en celebró el octavo
sínodo en San Pedro de Piscobamba en noviembre de 1594. La tercera en 1596. En este viaje
se sabe con precisión que el arzobispo pasó por San Luis el 13 de mayo de 1596, porque existe
una carta escrita por Santo Toribio en
nuestra tierra, relacionada a las contribuciones o diezmos que deberían aportar
las doctrinas. Además todos conocemos la
anécdota del Santo en Pomallucay y el origen del nombre de esta comunidad, referida a la pérdida de su acémila devorada por un puma hambriento. (5)
En esta parte de nuestra historia colonial, necesariamente deberemos referirnos a uno
de los españoles que estuvo vinculado con esta tierra. Se trata del Licenciado
Diego Álvarez de Toledo, sería incompleto no tener en cuenta a este singular
personaje, pues era dueño de la estancia de Canchabamba, la hacienda de Uchusquillo,
la estancia de Chuclush en Llumpa y del obraje de Aurinja. Además del predio de
Arway en Cunya. Pero creemos necesario conocer un poco más de
la biografía del español que como hemos referido tiene mucho que ver con la
historia local y sobretodo con la vida posterior de los pobladores de sus
principales propiedades de la zona:
Aurinja, Canchabamba y Uchusquillo.
Diego
de Alvarez de Toledo habría nacido en Salamanca en el tercer decenio del siglo
XVI, luego emigra al Perú, en donde se convierte en cercano colaborador del virrey Francisco de
Toledo, uno de los más importantes gobernantes de la etapa colonial. Diego de Álvarez pues ocupa cargos de corregidor y visitador
en diferentes provincias del extenso virreinato peruano. Estando en Huánuco
conoce al español Francisco de Tarazona, dueño de la encomienda de Huari, que
pertenecía en ese momento a la
jurisdicción de Huánuco. El hecho es que cuando fallece el dueño de la
encomienda de Huari, el licenciado Álvarez contrae matrimonio con la viuda
Isabel de Figueroa, poseedora de una
gran belleza y de una cuantiosa fortuna, además señalan nuestras fuentes que
esta señora era presumiblemente hermana de Amarilis, notable poetisa de la
época colonial que fue leída y respondida por el célebre poeta español Lope de Vega.
Lo
cierto es que con el matrimonio, Álvarez se convierte en un hombre de mucha
fortuna si se incluye las propiedades que él también poseía.
Las propiedades de esta familia eran cuantiosas, además de la señaladas
poseía otros dos obrajes (uno en Chacas), haciendas y estancias en Huánuco,
tiendas en Lima y hasta numerosos esclavos negros. Sólo en Canchabamba poseía
600 cabezas de ganado vacuno, 200 yeguas, otras 12 000 cabezas de ganado lanar
en otro lugar no especificado de Ichohuari. (6)
Pero
nuestro personaje se caracterizaba no sólo por su enorme riqueza, sino también
por una gran amabilidad y humanismo, a diferencia de otros españoles, se
preocupaba por el bienestar de sus trabajadores y principalmente ayudaba el
establecimiento y consolidación de la religión cristiana. Por ejemplo en 1585
se establecen en Huánuco los sacerdotes
agustinos, a estos religiosos los
favorece sin ninguna limitación, mandando construir capillas y arreglar
altares apoyándoles económicamente. Al
fallecer sin dejar descendencia, casi todas sus propiedades son destinadas para
el bien social y comunal. En su
testamento deja como herencia las propiedades de Canchabamba, Uchusquillo y
Aurinja al Convento San Agustín de Huánuco, razón por la cual los pobladores de
estas zonas estuvieron vinculados a esa región, viajando incansablemente para
prestar servicios personales de temporada en temporada. La única condición de
su filantropía fue que anualmente se
digan misas y recordatorios por su alma y la de su esposa. (7)
La
comunidad de Uchusquillo, más tarde llamada
hacienda de Uchusquillo, comprendía los anexos: Tarapampa, Rosas, Canchabamba,
Aurinja, Paccha, Arhuay en Cunya y
Chucllush en Llumpa, reiteramos, fue otorgada como encomienda al español
Diego de Alvarez, éste posteriormente dona sus propiedades al Convento San
Agustín de Huánuco. “...Sobre el origen de propiedad del fundo Uchusquillo
ubicado en el distrito de San Luis, jurisdicción de la provincia de Huari me es
grato manifestar que dicho fundo perteneció al Supremo Convento San Agustín de
Huánuco, que transfirió el dominio útil a favor de don Joaquín de Quevedo,
mediante contrato enfitéutico otorgado el 03 de enero de 1815 ante el escribano
Público Don Enrique López. Al expedirse la Ley de fecha 04 de marzo de 1828, el gobierno
adjudicó el dominio directo del mencionado fundo al Colegio Nacional de
Minería, hoy “Leoncio Prado” que ha venido percibiendo el canon anual de 545
soles con veinte centavos, correspondiendo al Colegio Nacional de “La
Libertad ” de Huaraz percibir la suma de 240 soles a
mérito del Decreto Supremo del 15 de enero de 1849.....Por informes de la Dirección del Colegio
Nacional de Huánuco se tiene conocimiento que los títulos del mencionado predio
se perdieron en 1917....” Señala un documento en el Archivo del Proyecto
Especial de Titulación de Tierras en Huaraz.
Como hemos visto, los mencionados colegios se convirtieron en
propietarios de estas tierras, ergo facultados para arrendarlos a terceras
personas. (8)
El
mismo documento añade que el 25 de junio de 1869 adquieren dominio útil sobre esta propiedad por remate
público, Rosenda e Ildefonso Martel,
cuya descendencia administraría la hacienda hasta hace algunas décadas. En setiembre
de 1873 los comuneros inician una revuelta, pero sin mayores consecuencias,
empero en esta coyuntura se redacta un hermoso manifiesto dirigido al
presidente Manuel Pardo. Seguramente es uno de las primeras demandas escritas y
presentadas ante el estado. Es un testimonio realmente singular por la defensa
de los derechos humanos, un antecedente ejemplar de la lucha por la dignidad
humana y la justicia, lanzada desde una pequeña comunidad como la de
Uchusquillo, debe servir de referente y reflexión cada 25 de setiembre como una
muestra de respeto y consideración a las aspiraciones de libertad e igualdad
planteadas por los hombres del campo. (9)
En el
aspecto político y administrativo, después de la conquista, el Perú fue organizado en relación a la
jurisdicción eclesiástica, base de la civil. En tal sentido el país está
conformado por un arzobispado y 05 obispados,
los que en 1569 se dividen en corregimientos, estos se subdividen en repartimientos, que a la vez
se subdividen en curatos o parroquias. San Luis fue cabecera de la parroquia
del mismo nombre, perteneció al repartimiento de Huari y al corregimiento de
Conchucos, que dependía del Arzobispado de
Lima. Esta demarcación subsistió hasta 1782, fecha en que fueron
suprimidos los corregimientos como secuela del levantamiento de Tupac Amaru.
Los corregimientos fueron reemplazados
por las intendencias, y la zona
de Conchucos pasó a formar parte de la Intendencia de Tarma y por añadidura San
Luis paso a formar parte de la Intendencia de Tarma hasta los primeros años de
la república.
Se
tiene conocimiento que en la época de la independencia, específicamente la
hacienda de Uchusquillo, parte de nuestra provincia, aportó para el fomento del Ejército
Libertador con 140 cabezas de ganado
vacuno, cuyo valor total fue de 1120
pesos, fijado el precio de 8 pesos el precio de cada cabeza de ganado. (10)
(1) MARQUEZ
ZORRILA, Santiago. “Huari y Conchucos”
Imp. El Cóndor. Segunda Edición. 1965
(2) RODRIGUEZ
TOLEDO, L. Cuatro Momentos de las Cofradías
del Virreinato del Peru” Uku Pacha. Lima 2012
(3) Archivo
Regional de Ancash. Documentos Varios.
(4) En
diversos casos, las propiedades más extensas de la Beneficencia, fueron convertidas
en flamantes Comunidades Campesinas después de la reforma agraria. La hacienda
de Ruris, arrendado por Víctor Osorio, se convirtió en la Comunidad Campesina Luis
Pardo. En el caso de Cunya y Uchusquillo, fue arrendada por la familia Ortiz. Esta última propiedad convertida en la
Comunidad Campesina de Santa Rosa de Uchusquillo o en el caso de la puna de
Caninaco había sido adquirida por Raymundo Esparza en 1895, del mismo modo
convertida en la década del setenta en la Comunidad Campesina “Unión Canicaco”
Efectivamente,
otros terrenos como Pishqupukio pertenecieron también a la Beneficencia de
Huari, la que fue vendida a particulares en la década del sesenta del siglo
pasado. El propio Cementerio General de nuestra localidad formó parte del mismo
predio, que luego fue separado de la propiedad anterior.
(5)
Ver, “Señor de Pomallucay Arte, Historia
y Fe”. Publicado en el bloq: pirushtuel miradorbloqspot.
(6) LEON G. Miguel.. “El
Testamento del Licenciado Diego Alvarez”. Historia y Cultura. No 20 pp.
319-350. 1993
(7)
ALBA HERRERA, Augusto. Luchas Campesinas en el Perú” Ancash y Región Central.
Ediciones El Inca. 2012
(8) Por
otra lado a partir de la década del cincuenta se registran protestas y luchas
de los uchusquillinos contra la administración de los conductores Luis y Moisés
Ortiz y el administrador judicial Leoncio Pasco Barrón, esposo de Delia Ortiz
Martel. Existen documentos que informan las denuncias contra los abusos de los administradores de la
hacienda por los trabajos gratuitos, los servicios personales obligados y el
aumento injustificado de la merced conductiva de las parcelas que ocupaban los
uchusquillinos, por lo que en la mitad de la década del 50 hubo un movimiento
campesino en la zona, cuya secuela fue el encarcelamiento injusto de los
líderes campesinos Clemente Herrera, Feliciano Ramírez y Juan Nieto. Solo
después de largas y frecuentes quejas y luchas, Uchusquillo pudo lograr en
cierta forma su real independencia y
autonomía con la Resolución Ministerial
No 015-73 del 02 de enero de 1973, cuando son incorporados para efectos de
reforma Agraria.
Por eso
se sabe que estos paisanos iban de tiempo en tiempo a prestar sus servicios
personales, hasta el vecino departamento
de Huánuco, tenían que hacerlo caminando
jornadas que superaban los tres días, trabajando gratuitamente durante días y
semanas, en las propiedades de los arrendatarios, estas penurias todavía son recordadas
por uchusquillinos longevos que cuentan con nostalgia por la larga y triste historia vivida.
(9) Ver
“Manifiesto Campesino de Uchusquillo de 1873”. Publicado en el bloq: pirushtuel
miradorbloqspot.
(10). Archivo
del Proyecto Especial de Titulación de Tierras de Ancash.
CONTINÚA: III PARTE. SIGLO XIX.