PUENTE PUKAYAKU

Cruza el río Yanamayo y es parte del camino inka.

LAGUNA DE PEROLKOCHA

Difícil de llegar pero vale la pena.

PIRUSHTU DE KONDOR

Centinela de San Luis, sobre Roqruwarka

FLOR DE SHAQAPA

Orquidea andina, que crece sobre los 4000 m.s.n.m.

MONOLITO CON LA FIGURA DE JAGUAR

Encontrado en centro poblado de canchabamba.

sábado, 6 de septiembre de 2025

MOVIMIENTOS CAMPESINOS

 

                                                     COMUNIDAD DE UCHUSQUILLO (1)

MOVIMIENTOS CAMPESINOS EN LA PROVINCIA

El distrito de San Luis, y lugares aledaños, hasta la década del setenta del siglo pasado, conservaban relaciones semifeudales de producción. Existían minifundios de algunos cientos de hectáreas, en manos de un terrateniente y al interior vivían o mejor sobrevivían campesinos en la más completa pobreza e ignorancia. La reforma agraria había dejado intangible, en algunos casos estas propiedades, asegurando la continuidad de esta larga injusticia perpetrada contra los hombres del campo. El peón, colono, siervo, como se les llamaba despectivamente, prestaba servicios distintos por ocupar una pequeña parcela del fundo, en donde se dedicaba a la agricultura y crianza para la subsistencia. Laboraba gratuitamente un día a la semana a cambio del provecho que obtenía del predio que ocupaba. También hacía servicios de semanero, que consistía en que el campesino se turnaba durante siete días en la casa del patrón, haciendo distintas labores. Estaba siempre dispuesto para otro tipo de servicios adicionales al llamado del dueño de la tierra.

En el caso de San Luis, se tiene muy poca información o registro de movimientos campesinos, a diferencia de otras regiones del Perú. A pesar de la persistente feudalidad serrana, en la zona de Konchukos y la situación dramática del campesino, solo se conoce dos movimientos campesinos únicamente, el primero, protagonizada por los comuneros de Uchusquillo y el de Rayán, en el distrito de Yauya (2).  Ambos levantamientos en contra del régimen de la servidumbre y de la indignidad.

En el caso de La Comunidad Campesina de Uchusquillo, se puede distinguir dos rebeliones en el tiempo. El primero fue en el año 1873, por la información que se tiene no tuvo carácter violento, fueron reclamos relativamente pacíficos, expulsaron a los arrendatarios del lugar, los que regresaron posteriormente.  De aquí saldría un hermoso manifiesto campesino dirigido al presidente de la República, Manuel Pardo (3). Seguramente es uno de los primeros manifiestos campesinos en el país, exigiendo libertad y justicia. El segundo se realiza en 1953, en contra de otro arrendatario de la zona de Huánuco, por el alza de la merced conductiva del dominio o pago por el uso del bien. No obstante, varios lideres campesinos fueron encarcelados injustamente por un tiempo, pese a la legitimidad de sus reclamos. (4)

En el caso de la rebelión de Rayán, en el año de 1972, las causas que la originaron fueron parecidas. Todos los sistemas semifeudales, naturalmente ocasionan hambre y pobreza entre los que lo padecen. Algunos ciudadanos testigos presenciales en esta coyuntura, aseguran que los campesinos fueron incentivados a levantarse por el Sistema Nacional de Movilización Social (SINAMOS) que era una estrategia de incidencia política del gobierno militar, para que los hombres del campo no se resignen a seguir sufriendo maltratos e injusticia impuesto por los patrones.

Se dice que en el distrito de Yauya, existían familias de terratenientes, y no podría ser de otra forma, causaban sufrimiento y explotación, por lo que, en el mes de octubre del año mencionado, los campesinos de las comunidades de Rayán y Tambo, se organizaron para detener este oprobioso orden social establecido. Marcharon a Yauya y aprehendieron a un par de los hacendados, para luego pasearlos descalzos en las calles del distrito. Mientras un grupo de los levantados permanecían en la comunidad para proseguir con la medida de protesta.

No obstante, el movimiento parece haber sido espontáneo y local, no creció, ni avanzó, solo tuvo un ámbito comunal. Seguramente la intención de los comuneros fue advertir a los terratenientes mejor trato, menos abusos, un poco de humanidad. De otra forma, quizás se hubieran sumado otras comunidades y sus acciones pudieron ser más contundentes y masivas. En este trance, cruzaba el camino de herradura un paisano sanluisino, casado en el distrito de Yauya. Al parecer fue confundido de persona o señalado como pishtaco (5). Luego lo asesinaron en forma violenta, causando estupor en la población sanluisina.  

Las noticias llegaron a San Luis, en donde había solo dos miembros de la desaparecida Guardia Civil, quienes inmediatamente informaron por el antiguo sistema de correos y telégrafos a la capital de la provincia y del departamento, Huari y Huaraz respectivamente, pidiendo mayor dotación de efectivos para restablecer el orden. Arribaron a San Luis, alrededor de 15 miembros debidamente armados, luego se dirigieron a Yauya, a pie, a falta de carretera. Como señalamos el viaje fue absolutamente tranquilo, no hubo hostigamiento de los levantados, lo que confirmaría su carácter espontáneo y carencia de organización.

La pequeña tropa arribó a la comunidad de Rayán. Cuentan que se produjo un desigual enfrentamiento. Señalan las fuentes que los militares tuvieron mucha ventaja por su armamento relativamente moderno, si comparamos con los garrotes, piedras, warakas de los campesinos. Los resultados fueron evidentes, aproximadamente, una decena de comuneros fueron asesinados, más hombres que mujeres y otros capturados trasladados  a la ciudad de Huaraz para ser procesados. Los militares, para el retorno, tomaron la ruta de Yauya, puente Puka Yaku, Llama y Piscobamba, evitando la ruta y caminos de la comunidad e insurgentes para no ser emboscados.

Como debemos recordar, llama la atención que la ley de la reforma agraria ya se había implementado a partir del año de 1969, por el general Velasco Alvarado. Habían pasado largos años y no se había sentido sus efectos y beneficios en algunas zonas rurales del país. Es curioso que en caso de la Comunidad de Rayán, no se puede entender como en pleno gobierno que defendía al campesino y al trabajador, se seguía explotando y encarcelando a aquellos sufridos hombres que solo exigían justicia y gritaban libertad. Fuimos testigos de la penosa vida de los campesinos, entre la cruel pobreza y la completa ignorancia. No obstante, con esfuerzo y lucha, fueron recuperando sus libertades, hoy felizmente, sus descendientes son profesionales, emprendedores o simplemente ciudadanos cabales que luchan por su propio progreso y el de su comunidad. Mientras de la hacienda de Uchuquillo y sus anexos, que habían recobrado su independencia de un cautiverio de siglos, nacieron sendas comunidades campesinas, hoy reconocidas y libres.

(1)   Fotografía tomada de las redes sociales, probablemente sea de la mitad del siglo XX

(2)   El distrito de Yauya en esa coyuntura, pertenecía a la provincia de Mariscal Luzuriaga, solo después del año 1983 se integró a la flamante provincia Fitzcarrald.

(3)   Ver el manifiesto publicado en el Bloq Pirushtu el Mirador, de Luis Fredy Villavicencio Fitzcarrald, en octubre del 2016.

(4)   La Hacienda de Uchusquillo fue centro de administración de otras haciendas que se arrendaban a terceros. Formaban parte de este predio, Canchabamba y Aurinja en San Luis, Arhuay en Cunya en Yanama, Yungay y Chucllush en LLumpa, Mariscal Luzuriaga. (Ver el texto del mismo autor, en el Bloq Pirushtu el Mirador, publicado en noviembre del 2014.

(5)   En los andes peruanos, ha sido creado un personaje funesto llamado pishtaco o pishtaq, el español significa degollador. Es una persona generalmente de rasgos occidentales, que se esconde estratégicamente en caminos desolados para asesinar al incauto pasajero y luego de un procedimiento siniestro, extrae la grasa del occiso, luego vender el sebo para el mantenimiento de maquinarias.