COMUNIDAD DE UCHUSQUILLO (1)
MOVIMIENTOS CAMPESINOS EN LA PROVINCIA
El distrito de San Luis, y lugares aledaños, hasta la década del setenta
del siglo pasado, conservaban relaciones semifeudales de producción. Existían
minifundios de algunos cientos de hectáreas, en manos de un terrateniente y al
interior vivían o mejor sobrevivían campesinos en la más completa pobreza e
ignorancia. La reforma agraria había dejado intangible, en algunos casos estas
propiedades, asegurando la continuidad de esta larga injusticia perpetrada
contra los hombres del campo. El peón, colono, siervo, como se les llamaba despectivamente,
prestaba servicios distintos por ocupar una pequeña parcela del fundo, en donde
se dedicaba a la agricultura y crianza para la subsistencia. Laboraba
gratuitamente un día a la semana a cambio del provecho que obtenía del predio
que ocupaba. También hacía servicios de semanero, que consistía en que el
campesino se turnaba durante siete días en la casa del patrón, haciendo
distintas labores. Estaba siempre dispuesto para otro tipo de servicios
adicionales al llamado del dueño de la tierra.
En el caso de San Luis, se tiene muy poca información o registro de
movimientos campesinos, a diferencia de otras regiones del Perú. A pesar de la persistente
feudalidad serrana, en la zona de Konchukos y la situación dramática del
campesino, solo se conoce dos movimientos campesinos únicamente, el primero,
protagonizada por los comuneros de Uchusquillo y el de Rayán, en el distrito de
Yauya (2). Ambos levantamientos en contra
del régimen de la servidumbre y de la indignidad.
En el caso de La Comunidad Campesina de Uchusquillo, se puede distinguir
dos rebeliones en el tiempo. El primero fue en el año 1873, por la información
que se tiene no tuvo carácter violento, fueron reclamos relativamente
pacíficos, expulsaron a los arrendatarios del lugar, los que regresaron posteriormente. De aquí saldría un hermoso manifiesto
campesino dirigido al presidente de la República, Manuel Pardo (3). Seguramente
es uno de los primeros manifiestos campesinos en el país, exigiendo libertad y
justicia. El segundo se realiza en 1953, en contra de otro arrendatario de la
zona de Huánuco, por el alza de la merced conductiva del dominio o pago por el
uso del bien. No obstante, varios lideres campesinos fueron encarcelados injustamente
por un tiempo, pese a la legitimidad de sus reclamos. (4)
En el caso de la rebelión de Rayán, en el año de 1972, las causas que la
originaron fueron parecidas. Todos los sistemas semifeudales, naturalmente
ocasionan hambre y pobreza entre los que lo padecen. Algunos ciudadanos
testigos presenciales en esta coyuntura, aseguran que los campesinos fueron
incentivados a levantarse por el Sistema Nacional de Movilización Social
(SINAMOS) que era una estrategia de incidencia política del gobierno militar,
para que los hombres del campo no se resignen a seguir sufriendo maltratos e
injusticia impuesto por los patrones.
Se dice que en el distrito de Yauya, existían familias de
terratenientes, y no podría ser de otra forma, causaban sufrimiento y explotación,
por lo que, en el mes de octubre del año mencionado, los campesinos de las
comunidades de Rayán y Tambo, se organizaron para detener este oprobioso orden social
establecido. Marcharon a Yauya y aprehendieron a un par de los hacendados, para
luego pasearlos descalzos en las calles del distrito. Mientras un grupo de los
levantados permanecían en la comunidad para proseguir con la medida de
protesta.
No obstante, el movimiento parece haber sido espontáneo y local, no
creció, ni avanzó, solo tuvo un ámbito comunal. Seguramente la intención de los
comuneros fue advertir a los terratenientes mejor trato, menos abusos, un poco
de humanidad. De otra forma, quizás se hubieran sumado otras comunidades y sus
acciones pudieron ser más contundentes y masivas. En este trance, cruzaba el
camino de herradura un paisano sanluisino, casado en el distrito de Yauya. Al
parecer fue confundido de persona o señalado como pishtaco (5). Luego lo
asesinaron en forma violenta, causando estupor en la población sanluisina.
Las noticias llegaron a San Luis, en donde había solo dos miembros de la
desaparecida Guardia Civil, quienes inmediatamente informaron por el antiguo
sistema de correos y telégrafos a la capital de la provincia y del
departamento, Huari y Huaraz respectivamente, pidiendo mayor dotación de efectivos
para restablecer el orden. Arribaron a San Luis, alrededor de 15 miembros
debidamente armados, luego se dirigieron a Yauya, a pie, a falta de carretera. Como
señalamos el viaje fue absolutamente tranquilo, no hubo hostigamiento de los
levantados, lo que confirmaría su carácter espontáneo y carencia de
organización.
La pequeña tropa arribó a la comunidad de Rayán. Cuentan que se produjo un
desigual enfrentamiento. Señalan las fuentes que los militares tuvieron mucha
ventaja por su armamento relativamente moderno, si comparamos con los garrotes,
piedras, warakas de los campesinos. Los resultados fueron evidentes, aproximadamente,
una decena de comuneros fueron asesinados, más hombres que mujeres y otros capturados
trasladados a la ciudad de Huaraz para
ser procesados. Los militares, para el retorno, tomaron la ruta de Yauya,
puente Puka Yaku, Llama y Piscobamba, evitando la ruta y caminos de la
comunidad e insurgentes para no ser emboscados.
Como debemos recordar, llama la atención que la ley de la reforma
agraria ya se había implementado a partir del año de 1969, por el general
Velasco Alvarado. Habían pasado largos años y no se había sentido sus efectos y
beneficios en algunas zonas rurales del país. Es curioso que en caso de la
Comunidad de Rayán, no se puede entender como en pleno gobierno que defendía al
campesino y al trabajador, se seguía explotando y encarcelando a aquellos
sufridos hombres que solo exigían justicia y gritaban libertad. Fuimos testigos
de la penosa vida de los campesinos, entre la cruel pobreza y la completa
ignorancia. No obstante, con esfuerzo y lucha, fueron recuperando sus
libertades, hoy felizmente, sus descendientes son profesionales, emprendedores
o simplemente ciudadanos cabales que luchan por su propio progreso y el de su
comunidad. Mientras de la hacienda de Uchuquillo y sus anexos, que habían
recobrado su independencia de un cautiverio de siglos, nacieron sendas
comunidades campesinas, hoy reconocidas y libres.
(1) Fotografía tomada de las redes
sociales, probablemente sea de la mitad del siglo XX
(2) El distrito de Yauya en esa
coyuntura, pertenecía a la provincia de Mariscal Luzuriaga, solo después del
año 1983 se integró a la flamante provincia Fitzcarrald.
(3) Ver el manifiesto publicado en el
Bloq Pirushtu el Mirador, de Luis Fredy Villavicencio Fitzcarrald, en octubre
del 2016.
(4) La Hacienda de Uchusquillo fue
centro de administración de otras haciendas que se arrendaban a terceros. Formaban
parte de este predio, Canchabamba y Aurinja en San Luis, Arhuay en Cunya en Yanama,
Yungay y Chucllush en LLumpa, Mariscal Luzuriaga. (Ver el texto del mismo autor,
en el Bloq Pirushtu el Mirador, publicado en noviembre del 2014.
(5) En los andes peruanos, ha sido
creado un personaje funesto llamado pishtaco o pishtaq, el español significa
degollador. Es una persona generalmente de rasgos occidentales, que se esconde
estratégicamente en caminos desolados para asesinar al incauto pasajero y luego
de un procedimiento siniestro, extrae la grasa del occiso, luego vender el sebo
para el mantenimiento de maquinarias.
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