martes, 20 de noviembre de 2018

HISTORIAS QUE NO DEBEMOS OLVIDAR



LAS TEMIBLES LEVAS Y EL SERVICIO MILITAR

El término levar, según la Real Academia Española, es un verbo polisémico cuyo significado varía desde recoger, arrancar, llevar, hasta hurtar. En este caso y para contar esta historia, vamos a tomar en cuenta otra acepción del mismo texto, “hacer levas o levantar gente para la guerra”.  

Las levas efectivamente designaban a aquellos reclutamientos forzosos que el estado ejecutaba para asegurar el número de soldados del ejército, con el propósito de garantizar la seguridad interna y externa del país. Según la antigua ley, el servicio militar, como su nombre precisa,  era obligatorio para todos los peruanos mayores de edad. Es decir exigía a los jóvenes prestar servicios personales de manera gratuita en las instituciones castrenses de la nación. Lastimosamente este servicio no fue equitativo, los soldados enrolados procedían de campesinos y familias pobres, rara vez cumplían con este deber miembros de otros sectores sociales. 


Lo más reprochable de las levas, fueron sus métodos de incorporación. Pues a falta de jóvenes voluntarios para el servicio, fueron estos recogidos de manera coercitiva, siendo perseguidos y capturados como vulgares delincuentes, luego trasladados a veces grandes distancias, atados los unos a los otros para impedir su segura fuga. Aquellos  jóvenes, hoy veteranos, que fueron parte de esta violenta aprehensión, relatan que fueron apresados y conducidos como si se tratara de la caza de nativos africanos, para proveer de mano de obra gratuita a diferentes partes del mundo. Claro, que en nuestro caso, los jóvenes, fueron internados en cuarteles lejanos a sus procedencias, para evitar su evasión y fácil retorno a sus pueblos de origen.

Una vez “levados” estos muchachos permanecían en los cuarteles generalmente dos largos años en el servicio militar. Su formación era principalmente soldadesca, el ejercicio físico constante, el adiestramiento en el uso de algunas armas y estrategias de defensa eran básicamente su preparación. Los pobres soldados carecían de toda instrucción técnica elemental para integrarse al mundo laboral y por el contrario desempeñaron muchas veces el rol de sirvientes y empleados domésticos de los oficiales de la tropa.  A esto se sumaban una serie de maltratos físicos y psicológicos irreparables, como han relatado muchos “licenciados” protagonistas del temido servicio a la patria.

Otra consecuencia del servicio militar obligatorio fue el desarraigo del joven respecto de su comunidad.  El ex soldado que regresaba al seno del hogar difícilmente se reincorporaba a su cultura local y a los hábitos abandonados. Se mostraban al mismo tiempo suyos y extraños, no llegaban a incorporase plenamente a su familia y terminaban generalmente migrando hacia las grandes ciudades para proseguir con el nuevo estilo de vida aprendido.

Este tipo de enganches verdaderamente atentaron ferozmente contra el derecho humano, pero felizmente culminó en la década del sesenta del siglo pasado. En los siguientes  años el servicio a la patria optó por otras estrategias menos forzosas, pero su base social siguió siendo el campesino y los sectores pobres. Por demás está señalar que la formación elemental, la falta de adiestramiento en determinado oficio, el maltrato físico y psicológico persistió. No obstante en la época del terror, a fines del siglo pasado, fueron los verdaderos defensores del estado y del sistema democrático.

Pero no solo eso. En las diferentes guerras desarrolladas por nuestras fuerzas armadas y el estado peruano, el personal de tropa del ejército siempre estuvo conformado por gente pobre, mestiza y nativa.  Las guerras por la independencia, los enfrentamientos de los diversos militarismos protagonizados por caudillos hambrientos de poder, la guerra con Chile, las guerras con Ecuador y toda amenaza interna y externa descansaron en el valor, la lealtad y la dignidad de aquellos peruanos humildes y marginales. Aunque nunca disfrutaron los beneficios de la república y del sistema democrático. Nuestro país como siempre contradictorio, lo defendieron los que lo padecen, mientras los que lo disfrutan rara vez lo salvaguardaron.

Pero aún hay más. Hace algunos años un militar nacionalista, defensor acérrimo de las fuerzas armadas, posteriormente Presidente de la República, quiso modificar sustancialmente la estrategia de captación para el personal de tropa. Empero no se alejó de su concepción tradicional clasista, proponía el servicio militar obligatorio para todos los peruanos mayores de dieciocho años, pero con la excepción de aquellos jóvenes que pudieran pagar una abultada multa.  De nuevo el patriotismo estaba reservado para los pobres, para los peruanos que carecen de recursos económicos.  

Finalmente el Tribunal Constitucional hace pocos años, declaró la ilegalidad de la multa para evitar el servicio militar,  pero convalidando el sorteo para cubrir las cuotas que deje el servicio voluntario (1) La sentencia señalaba que se expulsa del ordenamiento jurídico la frase "multa de 50% de la UIT vigente a la fecha en que se hace efectivo el pago". (2) Hoy la nueva ley del Servicio Militar Voluntario “permite ejercer tu derecho y deber constitucional como peruano de participar en la Defensa Nacional a través de la Marina de Guerra, Fuerza Aérea o Ejército del Perú. Puedes hacer el Servicio Militar Voluntario si tienes entre 18 a 30 años de edad. Esto te será retribuido con una serie de beneficios y derechos para compensar tus necesidades y brindarte posibilidades de desarrollo personal” (3) Ojalá se cumpla la norma, por la dignidad y el futuro del soldado peruano.


(1) SOLO A LOS POBRES.  Mientras tanto, ayer siguieron las críticas a esta medida. El exministro de Defensa Roberto Chiabra cuestionó que el Gobierno solo se exigía a los pobres. "Al que no tiene plata, a ese sí le pides conciencia cívica, mientras que excluyes del servicio al que puede pagar la multa” Diario PERÚ21 del 27 de marzo del 2013.
(2) Diario Gestión del 25 de mayo de 2014.
(3) El Servicio Militar Voluntario está amparado en la Ley 29248. Estos son algunos de los derechos y beneficios a los que se puede acceder:
·       Alimentación diaria, tres veces al día.
·       Dotación completa de prendas.
·       Asignación económica mensual, viáticos por comisión de servicio, seguro de vida.
·       Acceso a prestaciones de salud en los sistemas de salud en los hospitales o establecimientos de salud de la institución a la que perteneces.
·       Instrucción militar, educación técnica productiva, ampliando tus posibilidades de inserción en el mercado laboral.
·       Facilidades para el ingreso a las Fuerzas Armadas.
·       Descuentos de hasta 50% en museos, eventos deportivos y culturales.
·       Facilidades después del primer año para realizar estudios en universidades o institutos en convenio con el programa Beca 18.

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