PARA NO OLVIDAR
(EL
FUJIMORISMO).
Alberto Fujimori, es seguramente
uno de los presidentes más controversiales de la historia del Perú. Para sus
adeptos, el mejor, estabilizó la economía, derrotó a la subversión, ordenó este
país que Alan García había destrozado en su primer gobierno. Para sus
detractores el gobernante que en cierta forma inauguró la etapa más funesta de
la corrupción en nuestro país, que aún se prolonga hasta nuestros días. Este
artículo tiene por propósito esclarecer de manera breve y didáctica, lo que
hizo y no hizo Fujimori, porque todavía hasta hoy, el fujimorismo tiene
presencia en la política peruana, a través de sus hijos y los millones de
simpatizantes que supo captar en los más recónditos rincones de la patria.
Alberto Fujimori, sin duda
alguna, fue un gran estafador de sus electores. Llegó a palacio de gobierno
después de haber mentido sistemáticamente a todos los peruanos, recordarán que
planteó una propuesta muy distinta a la del candidato de la derecha,
presentándose como aspirante de centro, progresista, honesto, inteligente y
trabajador. Al ganar las elecciones en la segunda vuelta, se hizo presidente de
este complejo país, sin embargo como tantas veces la derecha peruana le dio de
comer en sus manos, lo secuestró y lo domesticó. Terminó haciendo lo que
condenó en la campaña electoral, gobernando a favor de aquellos que siempre han
sido los dueños del Perú.
Un primer aspecto a tener en
cuenta, es el autogolpe del 05 de abril, pareciera que esta fecha anunciara solo
desgracias para esta sufrida nación. Un seguidor suyo decía hace poco,
parafraseando al dictador, "....de los huevos que se rompieron salieron
excelentes tortillas..." En cierta forma justificando la ruptura del orden
constitucional. Es decir la ley puede quebrarse, si los fines son altruistas,
si los intereses son supremos. Sí, el fin justifica los medios, algo así como
sostenía Adolfo Hitler hace casi un siglo. No importó el alto precio, porque debilitó y desprestigió más, las instituciones democráticas de esta
república que apenas se encontraban erguidas.
Un segundo punto es la lucha contra
el terrorismo, en setiembre de 1992, se capturó al líder del movimiento
terrorista sendero luminoso. Con este acontecimiento se inicia el fin de la
historia tenebrosa del grupo subversivo.
Sin embargo los días de Abimael y sus huestes estaban contadas. Por una
parte existía un plan para capturar por parte del Grupo de Inteligencia de las
fuerzas policiales y por otro, el movimiento estaba condenado a autodestruirse,
como secuela de sus absurdas estrategias, su falso cientificismo, su crueldad
desmedida y el culto a la personalidad a un líder, que los alejó de los sectores
populares a quienes pensaban defender.
Con la captura de Guzmán, sendero luminoso se desmoronó como un castillo de
naipes. La derrota del terrorismo, uno de los blasones de los fujimoristas, no
constituye una obra exclusiva del expresidente, confluyeron varios factores
para su eliminación.
Un tercer tópico que no se debe
soslayar, otro escudo del fujimorismo, es la estabilización de la economía.
Efectivamente días después del triunfo de Fujimori y faltando a su palabra,
tomó la decisión de ejecutar el recordado shock económico, esta medida en algunos casos decuplicó los precios de los bienes
de consumo. Recuerdo que al día siguiente, las calles de Lima amanecieron
desérticas, los rostros atribulados, los bolsillos con billetes que no tenían ningún
valor….. con una incertidumbre realmente fatal. Claro que esta medida afectó
apenas a los poderosos, la miseria fue distribuida de nuevo entre los más
necesitados y los flamantes pobres. Fue además este hecho el inicio de la
implantación de un nuevo modelo económico, el neoliberalismo. Un cuarto de
siglo después, la pobreza sigue latente, las inequidades y brechas entre ricos
y pobres se han incrementado.
Un cuarto tema es la violación de
los derechos humanos. El gobierno fujimorista respondió con la misma ferocidad
a la violencia terrorista. Se sabe que los crímenes de La Cantuta y Barrios
Altos, fueron dirigidos y ejecutados por disposición del gobierno, por lo que
Fujimori purga condena por delito de lesa humanidad. Por otro lado a esto se
suma el manejo político del Ministerio Público, el Poder Judicial, El Tribunal
Constitucional, la sumisión absoluta del Congreso de la República, el uso de
los medios de comunicación y de todos los sectores públicos en las campañas
electorales reeleccionistas.
Tal vez, olvidan algo los Fujimoristas
como otro logro de esa gestión, la paz con Ecuador. En el año de 1998, luego de
unas largas negociaciones se logró la paz con el vecino país del norte, a
través de la firma del Acta de Brasilia. Después de más de un siglo de
controversias y tres conflictos armados. El pueblo ecuatoriano en forma muy
justa y hasta generosa renunció a sus pretensiones territoriales que había
alimentado durante largas décadas. Jamil Mahuad, Presidente del Ecuador, con
una gran responsabilidad y aun en contra de sectores nacionalistas de su país,
firmó la ansiada paz. “Curiosamente, los dos presidentes que firmaron la paz
tuvieron suertes complejas. Jamil Mahuad está fuera del país y afronta causas
con la justicia ecuatoriana por el congelamiento de depósitos y el feriado
bancario. Alberto Fujimori está encarcelado por delitos de corrupción y de lesa
humanidad”(1).
Aun dando crédito, algunos logros del fujimorismo, lo que no se puede olvidar ni perdonar, es el inicio o consolidación de la galopante corrupción. Hoy generalizada en toda la república. Se sabe que en este país, nuestro Perú, la corrupción siempre ha sido una plaga recurrente, pero la corrupción fujimorista aventajó largamente a las ya conocidas y existentes. Solo de la venta o el remate de las empresas públicas, ingresaron al estado US$ 8 825 millones, dinero con que el estado hizo una gran cantidad de obras públicas sin transparencia, pero además propició el clientelismo, el asistencialismo de toda una generación y aun las posteriores. Pero no solo este dinero, del Fondo Nacional de Vivienda (FONAVI) ahorro de los empleados peruanos para alcanzar una vivienda digna, el fujimorismo se cogió sin ningún reparo, sin ningún remordimiento, aproximadamente US$ 2 500 millones, un verdadero latrocinio a todos los trabajadores del país. Se sabe que este ingente caudal fue utilizado en las campañas reeleccionistas del ingeniero Fujimori. Hoy todavía seguimos peleando algunas limosnas para que el estado devuelva a los verdaderos propietarios.
Aun dando crédito, algunos logros del fujimorismo, lo que no se puede olvidar ni perdonar, es el inicio o consolidación de la galopante corrupción. Hoy generalizada en toda la república. Se sabe que en este país, nuestro Perú, la corrupción siempre ha sido una plaga recurrente, pero la corrupción fujimorista aventajó largamente a las ya conocidas y existentes. Solo de la venta o el remate de las empresas públicas, ingresaron al estado US$ 8 825 millones, dinero con que el estado hizo una gran cantidad de obras públicas sin transparencia, pero además propició el clientelismo, el asistencialismo de toda una generación y aun las posteriores. Pero no solo este dinero, del Fondo Nacional de Vivienda (FONAVI) ahorro de los empleados peruanos para alcanzar una vivienda digna, el fujimorismo se cogió sin ningún reparo, sin ningún remordimiento, aproximadamente US$ 2 500 millones, un verdadero latrocinio a todos los trabajadores del país. Se sabe que este ingente caudal fue utilizado en las campañas reeleccionistas del ingeniero Fujimori. Hoy todavía seguimos peleando algunas limosnas para que el estado devuelva a los verdaderos propietarios.
Un cuarto de siglo después, el
decenio de Fujimori, merece una reflexión. Principalmente en aquellas nuevas
generaciones que no vivieron en carne propia la desgracia de ese régimen. Hoy
sus áulicos justifican y enaltecen al expresidente y su gobierno. Sin embargo
es deber de todo ciudadano que ama la libertad y la honestidad, difundir sin
apasionamientos los probables aciertos y los comprobados yerros del
fujimorismo, para que esta historia de la infracción a la ley, el autoritarismo
y la perversa corrupción, no se repita jamás en la posteridad. Finalmente la
situación de Alberto Fujimori, causa tristeza. Anciano, enfermo y encarcelado,
con la honra y dignidad destruida, la familia dispersa, aun como una carga aun
para la colonia japonesa en el Perú. Sin embargo Alberto Fujimori, fue un
ingeniero prestigioso, maestro y rector de la Universidad Agraria de la Molina,
Presidente de la Asociación Nacional de Rectores, académico, inteligente, que
la política, ese vil oficio, lo engulló.
Seguramente si pudiera retroceder el tiempo, el ingeniero preferiría mil veces
su familia, su profesión, su dignidad y su perdida libertad.
(1) Noticia ha sido publicada
originalmente por Diario EL TELÉGRAFO. Quito Ecuador, del 21 de noviembre del
2016.