martes, 30 de mayo de 2017






PARA NO OLVIDAR

(EL FUJIMORISMO).

Alberto Fujimori, es seguramente uno de los presidentes más controversiales de la historia del Perú. Para sus adeptos, el mejor, estabilizó la economía, derrotó a la subversión, ordenó este país que Alan García había destrozado en su primer gobierno. Para sus detractores el gobernante que en cierta forma inauguró la etapa más funesta de la corrupción en nuestro país, que aún se prolonga hasta nuestros días. Este artículo tiene por propósito esclarecer de manera breve y didáctica, lo que hizo y no hizo Fujimori, porque todavía hasta hoy, el fujimorismo tiene presencia en la política peruana, a través de sus hijos y los millones de simpatizantes que supo captar en los más recónditos rincones de la patria.

Alberto Fujimori, sin duda alguna, fue un gran estafador de sus electores. Llegó a palacio de gobierno después de haber mentido sistemáticamente a todos los peruanos, recordarán que planteó una propuesta muy distinta a la del candidato de la derecha, presentándose como aspirante de centro, progresista, honesto, inteligente y trabajador. Al ganar las elecciones en la segunda vuelta, se hizo presidente de este complejo país, sin embargo como tantas veces la derecha peruana le dio de comer en sus manos, lo secuestró y lo domesticó. Terminó haciendo lo que condenó en la campaña electoral, gobernando a favor de aquellos que siempre han sido los dueños del Perú.

Un primer aspecto a tener en cuenta, es el autogolpe del 05 de abril, pareciera que esta fecha anunciara solo desgracias para esta sufrida nación. Un seguidor suyo decía hace poco, parafraseando al dictador, "....de los huevos que se rompieron salieron excelentes tortillas..." En cierta forma justificando la ruptura del orden constitucional. Es decir la ley puede quebrarse, si los fines son altruistas, si los intereses son supremos. Sí, el fin justifica los medios, algo así como sostenía Adolfo Hitler hace casi un siglo. No importó el alto precio, porque debilitó y desprestigió más, las instituciones democráticas de esta república que apenas se encontraban erguidas.  

Un segundo punto es la lucha contra el terrorismo, en setiembre de 1992, se capturó al líder del movimiento terrorista sendero luminoso. Con este acontecimiento se inicia el fin de la historia tenebrosa del grupo subversivo.  Sin embargo los días de Abimael y sus huestes estaban contadas. Por una parte existía un plan para capturar por parte del Grupo de Inteligencia de las fuerzas policiales y por otro, el movimiento estaba condenado a autodestruirse, como secuela de sus absurdas estrategias, su falso cientificismo, su crueldad desmedida y el culto a la personalidad a un líder, que los alejó de los sectores populares  a quienes pensaban defender. Con la captura de Guzmán, sendero luminoso se desmoronó como un castillo de naipes. La derrota del terrorismo, uno de los blasones de los fujimoristas, no constituye una obra exclusiva del expresidente, confluyeron varios factores para su eliminación.

Un tercer tópico que no se debe soslayar, otro escudo del fujimorismo, es la estabilización de la economía. Efectivamente días después del triunfo de Fujimori y faltando a su palabra, tomó la decisión de ejecutar el recordado shock económico, esta medida en algunos casos decuplicó los precios de los bienes de consumo. Recuerdo que al día siguiente, las calles de Lima amanecieron desérticas, los rostros atribulados, los bolsillos con billetes que no tenían ningún valor….. con una incertidumbre realmente fatal. Claro que esta medida afectó apenas a los poderosos, la miseria fue distribuida de nuevo entre los más necesitados y los flamantes pobres. Fue además este hecho el inicio de la implantación de un nuevo modelo económico, el neoliberalismo. Un cuarto de siglo después, la pobreza sigue latente, las inequidades y brechas entre ricos y pobres se han incrementado.
  
Un cuarto tema es la violación de los derechos humanos. El gobierno fujimorista respondió con la misma ferocidad a la violencia terrorista. Se sabe que los crímenes de La Cantuta y Barrios Altos, fueron dirigidos y ejecutados por disposición del gobierno, por lo que Fujimori purga condena por delito de lesa humanidad. Por otro lado a esto se suma el manejo político del Ministerio Público, el Poder Judicial, El Tribunal Constitucional, la sumisión absoluta del Congreso de la República, el uso de los medios de comunicación y de todos los sectores públicos en las campañas electorales reeleccionistas.

Tal vez, olvidan algo los Fujimoristas como otro logro de esa gestión, la paz con Ecuador. En el año de 1998, luego de unas largas negociaciones se logró la paz con el vecino país del norte, a través de la firma del Acta de Brasilia. Después de más de un siglo de controversias y tres conflictos armados. El pueblo ecuatoriano en forma muy justa y hasta generosa renunció a sus pretensiones territoriales que había alimentado durante largas décadas. Jamil Mahuad, Presidente del Ecuador, con una gran responsabilidad y aun en contra de sectores nacionalistas de su país, firmó la ansiada paz. “Curiosamente, los dos presidentes que firmaron la paz tuvieron suertes complejas. Jamil Mahuad está fuera del país y afronta causas con la justicia ecuatoriana por el congelamiento de depósitos y el feriado bancario. Alberto Fujimori está encarcelado por delitos de corrupción y de lesa humanidad”(1).

Aun dando crédito, algunos logros del fujimorismo, lo que no se puede olvidar ni perdonar, es el inicio o consolidación de la galopante corrupción. Hoy generalizada en toda la república. Se sabe que en este país, nuestro Perú, la corrupción siempre ha sido una plaga recurrente, pero la corrupción fujimorista aventajó largamente a las ya conocidas y existentes. Solo de la venta o el remate de las empresas públicas, ingresaron al estado US$ 8 825 millones, dinero con que el estado hizo una gran cantidad de obras públicas sin transparencia, pero además propició el clientelismo, el asistencialismo de toda una generación y aun las posteriores.  Pero no solo este dinero,  del Fondo Nacional de Vivienda (FONAVI) ahorro de los empleados peruanos para alcanzar una vivienda digna, el fujimorismo se cogió sin ningún reparo, sin ningún  remordimiento,  aproximadamente US$ 2 500 millones, un verdadero latrocinio  a todos los trabajadores del país. Se sabe que este ingente caudal fue utilizado en las campañas reeleccionistas del ingeniero Fujimori. Hoy todavía seguimos peleando algunas limosnas para que el estado devuelva a los verdaderos propietarios.


Un cuarto de siglo después, el decenio de Fujimori, merece una reflexión. Principalmente en aquellas nuevas generaciones que no vivieron en carne propia la desgracia de ese régimen. Hoy sus áulicos justifican y enaltecen al expresidente y su gobierno. Sin embargo es deber de todo ciudadano que ama la libertad y la honestidad, difundir sin apasionamientos los probables aciertos y los comprobados yerros del fujimorismo, para que esta historia de la infracción a la ley, el autoritarismo y la perversa corrupción, no se repita jamás en la posteridad. Finalmente la situación de Alberto Fujimori, causa tristeza. Anciano, enfermo y encarcelado, con la honra y dignidad destruida, la familia dispersa, aun como una carga aun para la colonia japonesa en el Perú. Sin embargo Alberto Fujimori, fue un ingeniero prestigioso, maestro y rector de la Universidad Agraria de la Molina, Presidente de la Asociación Nacional de Rectores, académico, inteligente, que la política, ese vil oficio,  lo engulló. Seguramente si pudiera retroceder el tiempo, el ingeniero preferiría mil veces su familia, su profesión, su dignidad y su perdida libertad. 


(1) Noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO. Quito Ecuador, del 21 de noviembre del 2016. 

0 comentarios:

Publicar un comentario