DE AMORES Y DESAMORES
POR MI PROVINCIA
(A PROPOSITO DEL
ANIVERSARIO)
Un respetable veterano, familiar
y camarada de mi padre, pariente y amigo mío también, decía: Solamente los que
al nacer aspiran el aroma de su hogar, respiran el aire de su entorno, son los
que aman verdaderamente al pueblo en que nacieron. Añadía luego, solo aquellos que abren los
ojos en el inicio de la vida y miran asombrados su entorno, aun sin entenderlo,
establecen un vínculo de cariño indisoluble y para toda la vida. El hogar, la
familia y el pueblo, formarán aquella sólida alianza que constituirán las
raíces en donde crecerá y se fortalecerá ese bien llamado sentimiento, amor por
tu gente y por tu tierra.
Como hombres de otra generación,
quizás estuvieron equivocados. Aquellos curtidos ciudadanos seguramente eran
amantes extremos de su pueblo, aun patrioteros, pero desde su visión, desde su
tiempo, tal vez tenían sus propias certezas. Poseían sus cimentados saberes sustentados
en sus razones y sus querencias. Hoy que ya no están, pero quedaron sus sentimientos
desinteresados de amor por su tierra, pues hicieron constar que existía
coherencia entre los dichos y los hechos, como rara vez sucede en el este
pueblo y en este país.
Por eso extrañamos, echamos de
menos a aquellos sencillos ciudadanos de esas generaciones, cuyas frases
dejaron el mensaje que todavía resuenan y nos lleva a esta obligada reflexión.
Nuestra provincia, ha cumplido en
este mes de junio 35 años de creación. Es todavía joven y fresca. Los festejos
han sido bullangueros, rimbombantes, costosos, innecesariamente largos, como
para hacer entender que en esta tierra, todo está bien. Seguramente un extraño
diría que en este lugar todo marcha viento en popa y vale la pena celebrar este
acontecimiento de esa manera.
Sin embargo los que conocemos y
queremos de verdad esta tierra, tenemos la obligación de señalar que las cosas
no son como las pintan, menos como las quieren aparentar. San Luís, mi querido distrito, tierra de mis
ancestros, tiene problemas realmente serios y graves agudizados
principalmente en las dos últimas décadas. Posee la salud de una persona de la tercera
edad, la integridad física de un discapacitado, la moral en retirada, los sueños rotos, las esperanzas casi derrotadas. Todo este tiempo a la
deriva, sin dirección, hundida en la corrupción, con la educación agonizante,
la pobreza creciente, las cifras de la desnutrición y anemia infantil que bordean
la mitad de esta población. Los gobernantes sin planes y visión, gestionando
para la forma, abandonando el fondo, promoviendo la mediocridad para
desaparecer la inteligencia.
En este aniversario hay un
rosario de las acciones y omisiones de nuestras autoridades que vale la pena
recordar. Lastimosamente enfatizar el mal proceder y actuar, resaltar las
omisiones no causa satisfacción, pero no queda otro camino cuando las muy pocas
buenas acciones desaparecen a la sombra de las malas. Nos encantaría ensalzar las buenas obras,
felicitar las buenas intenciones, la eficiente gestión, pero estamos muy lejos
de lograrlo y penosamente tenemos que subrayar lo contrario. En esta línea de
reflexión, vamos a señalar un rosario de responsabilidades que de alguna manera
dibujan las características de nuestras autoridades y nos permita entender el
perjuicio que causa a la población y al desarrollo provincial:
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El silencio irresponsable de dos alcaldes
provinciales ante la empresa Odebrecht que no concluyó el trecho de dos
kilómetros para arribar a nuestro pueblo, quedando una trocha intransitable
para vergüenza nuestra.
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Un alcalde en su campaña de reelección andaba
repartiendo dádivas con dinero de procedencia desconocida, olvidándose de sus
deberes, mientras un candidato mandaba arreglar un trecho deteriorado de la
pista (la falla geológica en Colcabamba) para que puedan transitar los
vehículos ahí detenidos. Solo en mi provincia puede suceder esto.
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Los tres últimos alcaldes han invertido más de
un millón y medio de soles en la agónica laguna de Huachucococha, pretendiendo
irrigar vastas y lejanas tierras con este recurso que se está agotando y cuando
la topografía de la zona lo impide. El problema de la laguna no se ha aliviado,
pero seguramente haya curado los apuros económicos de las autoridades o de sus
allegados.
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Un alcalde ha invertido más de medio millón de
soles para mejorar el agua potable de la capital de la provincia, cuando no ha
mejorado ni en calidad ni en cantidad el servicio.
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Los alcaldes y sus ingenieros presupuestan
aproximadamente doscientos mil soles por una loza deportiva, cuando no cuesta más
que cien mil soles. O igualmente presupuestan
seiscientos mil soles para obras de agua y desagüe en pequeñas comunidades y no
cuestan más que la mitad. El negocio es “redondo”
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La energía eléctrica se encuentra en estado terminal,
hace tiempo que la demanda ha excedido la capacidad de suministro de la empresa,
no obstante no gestionan otro servicio aun cuando los cables de esa empresa
pasan por ahí, cerca, frente a nosotros, en nuestras narices.
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La provincia requiere la creación de por lo
menos un distrito. Existen Centros Poblados que merecen esta categoría hace
buen tiempo. Sin embargo a ningún alcalde se le ha ocurrido esta gestión. Uno
de ellos era cercano al Presidente de la Republica, a Ministros y a Congresistas,
quizás le faltó visión o tal vez inteligencia. La provincia de Carhuaz, tiene
804 km² y once distritos, Fitzcarrald, 624 km² y tres distritos.
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Los residuos sólidos no son tratados mínimamente
y van esparciéndose por la ciudad y el campo contaminando irremediablemente la
naturaleza. Los desagües discurren libremente y a campo abierto, sin conmover a
los que dicen dirigir este pueblo.
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Actualmente se está invirtiendo más de cinco
millones de soles en la construcción de pistas y veredas, pero curiosamente no
van a tocar las instalaciones de agua y desagüe construidos hace cuarenta años.
Sí, por fuera flores, por dentro temblores, teniendo en cuenta las fallas
geológicas que atraviesa San Luís.
Lo que señalamos no son muestras
de amor a este pueblo, es un completo y frío desamor. Pero es apenas una muestra del universo de
sandeces, de bribonadas, de bellaquerías que nuestras autoridades cometen. Quizás
nuestros ascendientes tenían razón. Tal vez porque los últimos alcaldes no
fueron sanluisinos, o siendo paisanos crecieron en otro lugar, de ahí que nunca
existió un cordón umbilical que los atara a esta tierra, que jamás creció esa
fuerza telúrica de identificación, de involucramiento y de ningún modo desarrollaron
verdaderos sentimientos de amor hacia el lugar que los vio nacer.
El hombre y la tierra, constituyen un binomio que vienen unidos indisolublemente desde miles de años. El ser humano
y el pueblo guardan una relación directa e íntima al bien y al mal. Cuando los
hombres hacen las cosas bien, los pueblos irán de igual manera, o al revés. En
esto consiste y se resume la historia de las naciones, unas despegaron al
desarrollo, a la civilidad, mientras las otras aún permanecen en el fango de la
pobreza y de la ignominia. No nos olvidemos que la tierra, el pueblo, es lo que
hacen sus hijos de él.
Quizás en esta última percepción,
quien escribe el artículo también esté equivocado, víctima de ese arcaico
chauvinismo.
PARADOS: AUGUSTO BARRERA VIDAL, JUAN CORDOVA
ESPINOZA, ANTERO ALVARADO AGUIRRE, DANILO BARRERA VIDAL, POMPEYO WELSH GIRALDO,
LUIS VILLAVICENCIO VAEZ, RAYMUNDO VIDAL AGÜERO, FRANCISCO RAMIREZ FIGUEROA.
HINCADOS:
LUIS JIMENO CORDS, ROBERTO VAEZ BLAS, FERNADO WELSH GIRALDO.
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