LA EDUCACIÓN EN LOS
TIEMPOS DE LA PANDEMIA
El 2020 será recordado como un
año aciago para toda la humanidad. De
alguna manera ha afectado a los más de siete mil millones de moradores de esta
sufrida tierra. Unos han padecido la pérdida o la enfermedad de un pariente, de un amigo o de un vecino. Será conmemorado también
por la ineficiencia de los estados nacionales
en materia de prevención y previsión,
en aspectos cardinales como la salud y educación. Los elementales
derechos que nacen de estos dos servicios han sido los más afectados
fundamentalmente en aquella población desposeída que representa los dos tercios en el caso
nuestro.
Para subsanar una de las
limitaciones, el gobierno está implementando una educación remota en
todo el país. Sin tener en cuenta de las
condiciones mínimas para lograr este propósito, sin señal de internet en las
áreas rurales de todo el territorio
nacional, y aun en las urbanas, sin los recursos económicos de los padres de
familia para solventar los gastos, olvidando también la falta de dominio del propio docente en el
manejo de las tecnologías de la información y comunicación, aspectos que impiden una cabal ejecución de esta
estrategia y principalmente el desarrollo de las competencia y capacidades
contenidas en cada área curricular, las que no están siendo trabajado todas. Por eso es necesario que el
Ministerio de Educación, tome decisiones sensatas y pertinentes para que la
educación de millones de niños, niñas y adolescentes garanticen aprendizajes de
calidad y continuidad del proceso en los grados inmediatos al presente
año.
En este sentido, se presentan
diversos escenarios a tener en cuenta. El primero, es que todos los estudiantes sean promovidos sin
excepción. No obstante, por la calidad de nuestra educación remota trae complicadas
secuelas. Por ejemplo, los niños que concluyen
el nivel inicial no accederán a la
primaria con las competencias y capacidades mínimas. Este problema se va a
repetir con los niños y niñas que termina este nivel para ingresar a la secundaria,
pero a quienes se les observa con mayor perjuicio son a los alumnos y alumnas
que terminan la educación básica regular y tienen como objetivo la educación
superior. La dificultad se extiende hacia los propios docentes y
directivos. El trabajo pedagógico con
los niños, niñas y adolescentes promovidos deberá tener mayor esmero el año
siguiente, por el hecho mismo de no haber desarrollado cabalmente las
competencias del grado anterior.
La otra alternativa es que sean
promovidos solo aquellos estudiantes que verdaderamente han sido partícipes de
la educación remota. Es decir, aquellos que han participado permanentemente en
las clases por uno de los medios de difusión (radio, televisión o web) pero que
hayan reportado también sus productos de las sesiones de aprendizajes a través
de las evidencias, las que han sido calificadas mediante un determinado
instrumento de evaluación. Si tenemos en cuenta este criterio, seguramente un
significativo porcentaje de estudiantes no serán promovidos, por cuanto, no
están cumpliendo con todas las exigencias básicas de la educación presencial y,
por otro lado, se estaría cometiendo una
gran discriminación a otro grueso de alumnos que no han podido integrarse a
este proceso, por problemas de conectividad, carencias de los medios
tecnológicos y por otros motivos distintos debido a la precariedad económica de
los padres de familia.
También debemos de tener en
cuenta que, si postulamos implementar una verdadera educación integral, la
estrategia remota que se está trabajando desde el estado está muy lejos de
alcanzarla. Una primera carencia es que el propio Ministerio de Educación se
encuentra trabajando sin un plan determinado, la secuencia de las sesiones de
aprendizaje no demuestra una organización curricular establecida ni
sistematizada. Se añade la priorización de ciertas áreas como matemática,
comunicación y ciencia y tecnología, en menoscabo de otras que siempre se han
considerado de menor importancia, cuando no lo son. Igualmente, las marchas y
contramarchas en materia normativa y pedagógica respecto a esta educación nos
hacen pensar que el propio estado no está seguro a que puerto quiere arribar. Con
sinceridad, no vamos a lograr las competencias y capacidades de área ni de
grado que los estudiantes deberían alcanzar al terminar este año académico
actual.
Por eso tal vez sea necesario que
el estado decida, aunque no comunique por obvios motivos, que no debe haber
promoción para los estudiantes de todas las instituciones públicas y privadas y que se
retome las clases en año venidero, dejando en el olvido este infausto periodo. No nos olvidemos que el
atraso no será solo es para el
estudiante y los padres de familia,
constituye un enorme retroceso para el país y toda la humanidad. Amalaya sirva de
reflexión para cada ser humano, que la supuesta normalidad en que nos habíamos
acostumbrado y aceptado, no era justa, ni equitativa como creíamos. Ojala que
el estado finalmente invierta en la educación los índices promedios que
cualquier nación civilizada, para que la educación remota no solo sea
alternativa en tiempos de crisis, muy por el contrario constituya una
herramienta más de aprendizaje para el estudiante, el maestro y el propio padre
de familia.
Querido Fredy sería tan bueno hacerle llegar estás sugerencias al nuevo gobierno no crees?
ResponderEliminar