PUENTE PUKAYAKU

Cruza el río Yanamayo y es parte del camino inka.

LAGUNA DE PEROLKOCHA

Difícil de llegar pero vale la pena.

PIRUSHTU DE KONDOR

Centinela de San Luis, sobre Roqruwarka

FLOR DE SHAQAPA

Orquidea andina, que crece sobre los 4000 m.s.n.m.

MONOLITO CON LA FIGURA DE JAGUAR

Encontrado en centro poblado de canchabamba.

viernes, 7 de mayo de 2021

 

NO  AL  MACARTISMO CRIOLLO

La derecha y sus medios de comunicación están mostrando su verdadero rostro, han emprendido sistemáticamente una campaña de desprestigio y demolición en contra el candidato de la izquierda moderada, Pedro Castillo. Sí, de una izquierda moderada, porque la extrema y radical,  no cree en las elecciones, desprecia la democracia representativa y plantea la insurgencia como estrategia para la toma del poder. Al destacado líder docente lo han calificado como marxista, leninista, terrorista, chavista y otros adjetivos con el fin de arrinconarlo y desaparecerlo, como un candidato violento y dictatorial. Los medio de comunicación masivos han cerrado filas con la candidata del continuismo y de la corrupción, despotricando contra el opositor y sus colaboradores. Estos mismos medios, en la década del noventa,  en  manos de Schutz, Crousillat, Vera, apoyaron con el mismo fanatismo al candidato conservador de turno, Vargas Llosa, para después de algunos años recibir dinero de la corrupción de Alberto Fujimori, a quien habían vilipendiado tanto.

Pedro castillo se encuentra muy lejos de ser un extremista. Al contrario, en el caso de una victoria, tendrá que enfrentar dos fuerzas opositoras poderosas en manos de la los conservadores. Las fuerzas armadas y el congreso de la república. Las primeras, unas más conservadoras que otras, la marina y la aviación, tanto como Trump y Cipriani  juntos, mientras el ejército que fue un poco más progresista, se ha hecho retrógrada también. Y por otro lado, el poder legislativo,  que ha alcanzado mayoría con la suma líderes de derecha de diferentes franquicias políticas, a la propuesta del abyecto continuismo. Estas dos fuerzas naturalmente no van a permitir que Castillo promueva reformas profundas o estructurales.

Por eso es necesario deslindar con esta información falsa y cínica. Castillo nunca “cubanizaría” nuestro país, porque en la república caribeña se hizo una revolución para implantar un estado socialista, derrotaron a todos los opositores que podrían poner trabas a la implementación del sistema. Igualmente en el caso de Venezuela, Chávez, inició su carreara política con un fallido golpe de estado, para ganar años después  las elecciones, instaurando  ese mal llamado socialismo del siglo XXI, que sobrevive gracias al apoyo mayoritario de los militares de esa parte de América. Así que, tranquilos, señores reaccionarios, Castillo no les quitará su riqueza y seguirán viviendo en su abundancia y  lujo. Empero,  no se puede construir un país solo para el beneficio de unos pocos, mientras una franca mayoría se encuentra en el abandono y la precariedad absoluta.

Propalan también que el candidato de la izquierda traerá inestabilidad e incertidumbre al país, el alza del dólar, la fuga de capitales, la intervención a las instituciones democráticas, etc.  No obstante la candidata del fujimorismo tampoco garantiza paz social con su propuesta conservadora. Los peruanos estamos muy divididos, necesitamos reformas, atención a las mayorías, sino miremos los casos de Chile y Colombia, los referentes del neoliberalismo y crecimiento sudamericano, como alguna vez lo fue el Perú.

Pero debe quedar claro. Castillo está obligado a promover que el gas no cueste más que en Bolivia, que las tarifas de servicios básicos (luz, agua, teléfono)  no sean las más altas de América Latina, que las medicinas no tengan precios más altos que en Europa, que los bienes inmuebles no tengan mayores precios que en Estados Unidos. O que los intereses de préstamos bancarios sean más que usura, un descarado hurto. Se trata pues de la responsabilidad de Castillo para mejorar la pésima educación y salud pública, que la pandemia ha exhibido crudamente.  También será responsabilidad del potencial presidente, liquidar los monopolios,  lograr que las empresas transnacionales no se lleven la parte del león, o que dejen migajas como tributos, contaminen sin límites o acudan a tribunales para que las viejas deudas no se paguen y que a las nuevas las dejen envejecer.

Hace poco un congresista electo ha planteado que los partidos comunistas no deben participar en las elecciones. No perdamos de vista que el masivo terruqueo, el racismo y clasismo de la élite hacia lo andino, amazónico y popular, el control  de los medios masivos de información, la intolerancia hacia otras posturas ideológicas, son características propias de un nefasto macartismo criollo (1). Sólo faltaría que inicien la persecución de los comunistas y de otras ideologías progresistas que no son serviles ni adictos al sistema, como en los viejos tiempos del odriismo y sanchecerrismo. Cuidado, tal vez estén subestimando la paciencia del pueblo peruano.

 (1) El macartismo se refiere a la política de hostigamiento desatado en contra de los comunistas en Estados Unidos durante la guerra fría, protagonizado por el senador Joseph Macarthy. Uno de los perseguidos injustamente fue el comediante Charles Chaplin

 



 

CANDIDATOS Y "CANDIDAZOS"

Alguna vez, cuando la política no la habían convertido todavía, en una aventura para ineptos, en un negocio para rufianes, en  una entrada segura a la corrupción, participamos en las contiendas electorales de mi tierra.  Por su puesto que no ganamos, por un tener un mensaje claro y veraz, por no haber propiciado clientelismo y no haber hipotecado el municipio a los financiadores  de campañas electorales. Muchos años después de apartarme de esta noble actividad humana, hoy convertida en un antro de oportunistas, mafiosos, incapaces y ladrones, queda una reflexión, si vale la pena insistir e involucrarse en la gestión pública, mediante esta estrategia de participación ciudadana.

Las elecciones generales que acaban de terminar en su primera etapa, nos ilustran la falta de sensatez e intuición del elector peruano. Hemos elegido a los  extremos por no apostar a los centros. Por una derecha autoritaria  a todas luces corrupta y por una izquierda anónima y advenediza. La segunda vuelta, seguramente confirmará nuestra incompetencia  para elegir bien.

En  las instancias regionales y locales, este importante mecanismo de alternancia en el gobierno, es aún más informal y folclórico. El caso de Ancash es patético. Los gobernadores  regionales, al igual que los de presidentes de la república,  se encuentran presos, perseguidos o involucrados en serios escándalos de corrupción. Los nombres de alcaldes y regidores de distritos y provincias, ocupan grandes espacios en los archivos del Ministerio Publico y Juzgados, decuplicando la carga procesal. 

Mientras en los distritos y provincias pequeñas el aspirante a autoridad municipal, acostumbra invertir con algunos años de anticipación.  Muchos de estos candidatos sin ninguna formación académica y/o profesional  se aventuran a dirigir un pueblo, una comunidad, cuando ni siquiera cumplen a cabalidad con su familia o su trabajo. Sus campañas políticas son realmente onerosas, cuando visiblemente carecen de recursos para su propia subsistencia. Naturalmente cuando llegan a  gobernar, con dinero y poder, se transforman, como si hubieran alcanzado ese mérito por su conocimiento, esfuerzo  o virtud personal.   Sus adherentes, otra turba de necesitados,  están esperando una oportunidad para saquear las arcas fiscales.

La gestión como autoridades ediles o regionales son de esperar. Sin visión, criterio y racionalidad. Marcada por la mayor incompetencia. Rodeados de asesores y funcionarios que intentan salvar la mediocridad, pero  a costa de las finanzas del estado. Solo la siembra del cemento y el ladrillo es su quehacer habitual, expresados en obras  duplicadas  y triplicadas en su costo real.  Las obras son destinadas para los amigos, cómplices y parientes a través de testaferros. Han perdido el miedo al castigo penal y moral, desafían involucrarse en procesos y penas por las diferentes faltas y delitos, porque saben que muchas terminan en el despacho de un corrupto fiscal o juez y, en el peor de los casos, purgan unos años de condena, luego disfrutan el dinero robado en la posterior libertad.

El caso de los consejeros de los gobiernos regionales es muy parecido. Invierten en las campañas junto con el candidato a alcalde. Conoce muy bien el origen turbio e ilegal de los gastos de la campaña. Es un buen cómplice, por lo que nunca fiscalizará a su socio en el mayor caso de corrupción, al contrario será un coautor del delito, un socio o encubridor. En el ejercicio de la consejería regional, el problema se agudiza. De nuevo entra en tela de juicio su responsabilidad principal,  la fiscalización. Un consejero honesto y correcto que verifique la limpieza de los actos del gobierno  regional está condenado a ser excluido de la lista de beneficiaros para invertir  de su provincia que representa. Se queda en el dilema de apoyar  a los funcionarios regionales en sus decisiones aun erradas o privarse de llevar alguna obra al pueblo que lo eligió. Por eso muchos de ellos eligen la primera opción. 

De ahí que participar en política en cualquier instancia de gobierno es poco probable para un ciudadano honesto y sensato.