EN EL DIA DEL MAESTRO
(A MANERA DE DESAGRAVIO)
Ser Maestro sigue siendo la
profesión más hermosa del mundo. Solo los maestros tienen la inmensa
satisfacción de contemplar a través de los años, de cómo el estudiante va
dejando la infancia, la niñez y la adolescencia y va adquiriendo una faz de una persona adulta. Solo docentes y los padres acompañan sus profundas transformaciones físicas y psicológicas,
ellos son los custodios de sus sueños y fantasías, de sus preocupaciones y
desvelos, pero también de sus fracasos y éxitos. Solo los Maestros pueden decir
con gran satisfacción e inmenso orgullo que alguna vez han cumplido también el
rol de padres.
Ser Maestro sigue siendo la
profesión más comprometida de la historia del hombre. No hay otro profesional
que se involucre tanto en la vida de otra persona. Solo ellos acompañan y guían
a un ser humano por tan valioso y prolongado tiempo. Por eso saben de cerca sus
carencias y sus limitaciones, de su familia y comunidad, sufren sus penurias, pero también disfrutan
los objetivos y sueños alcanzados.
Ser maestro sigue siendo la
profesión más importante de la humanidad. No hay otro oficio que trascienda
tanto en la vida de otra persona y tenga una influencia tan decisiva y
permanente sobre ella. No existe otra profesión cuyo sujeto y finalidad sea tan
altruista, porque la responsabilidad del maestro en la vida de otra persona es
doble. Por una parte, lo puede condenar
a la ignorancia y a la oscuridad o puede
promover en el estudiante la ruta más hermosa hacia el conocimiento y la
sabiduría. Por otra, puede también a través de su labor pedagógica, empujar al
niño, niña y adolescente hacia el crecimiento personal y profesional o al revés
mantenerlo en la pobreza y la carencia con un improvisado trabajo. Son
conscientes que solo una pertinente educación puede arrancar al futuro
ciudadano de la pobreza material y moral.
Ser Maestro es involucrarse con el
oficio más antiguo de la humanidad y seguramente de todos los tiempos
venideros. Nunca podrá ser reemplazada por la máquina o la tecnología, porque él
expresa amor y solidaridad. El maestro guía y conduce, la escuela
socializa, ambos construyen a la persona
que la comunidad le encarga y confía.
Ser maestro en este país, supone
un trabajo aún más arduo, difícil, por
el abandono del estado a la educación, o por el poco interés que tienen los
gobiernos de mejorar este primordial servicio. Pero las limitaciones, no los amilanan
ni desesperanzan, muy por el contrario, los apasionan para resolver
contrariedades y mitigar distintas desventuras. El verdadero maestro, en la más cruda carencia, en el lugar más lejano, en
el abandono y desconsuelo, labora, educa y transforma.
Por eso el maestro no reclama la
abundancia ni el lujo, solo exige dignidad. Le basta el saludo cariñoso y
respetuoso de un desconocido, que alguna vez fue su discípulo. Entonces le
queda la inmensa satisfacción de haber cumplido, de haber sido útil a la
humanidad. Ese es el instante más feliz de todo maestro.
Empero, el título de maestro no debe ser un privilegio
exclusivo del profesor. Ser maestro debe
caracterizar a todas las profesiones y oficios, porque ellos no sólo se
encuentran al lado de los estudiantes, todo
hombre aun sin ser profesional, puede ser maestro, basta que ame su trabajo y que su conducta sea un referente, un ejemplo a seguir. Ser maestro, es legar con
abnegación el conocimiento, arte y pericia a las nuevas generaciones sin
egoísmo y mezquindad.
Gracias Maestro Fredy por tan sabias palabras y por enaltecer nuestra profesión.
ResponderEliminar