sábado, 5 de junio de 2021

POR UNA PATRIA Y PUEBLO SIN CORRUPCIÓN. SAN LUIS EN TU ANIVERSARIO





PÁRROCOS E IGLESIAS EN LA HISTORIA DE SAN LUIS.

Para reconstruir esta historia, se ha tomado en forma arbitraria la etapa de las tres últimas décadas del siglo pasado. En razón, a que en este lapso no solo se produjeron acontecimientos singulares al interior de la iglesia católica, sino también constituyó el inicio del ingreso de otras confesiones religiosas a la provincia,  transformando la fe, el modo de vida y las costumbres de los coterráneos y de nuestro pueblo.  Hasta la época señalada, los pobladores del distrito de San Luis, fueron esencial y mayoritariamente católicos, apostólicos y romanos en cuanto a religión se refiere. No existían otras confesiones religiosas (1) hubo un absoluto predominio de la iglesia católica, por lo que enfocaremos este artículo alrededor del catolicismo, retratado en las acciones y conductas de los párrocos de esta etapa, los que alguna manera tuvieron secuelas en la convicción y la fe de las nuevas generaciones.  

A finales del sesenta e inicios del setenta,  de los sacerdotes más connotados fue el italiano Guillermo Calliari. Fue un personaje muy singular. Alto,  robusto y  entrado en años pero incansable trabajador. Renegón y autoritario habitual,  no tenía ningún reparo en expulsar  del templo a autoridades, ciudadanos incluyendo a mujeres,  que según sus conservadores principios no respetaban los preceptos y la moral cristiana. Era un acérrimo enemigo de los fuegos artificiales, detestaba el estallido de los cohetes y avellanas de las fiestas, por  eso algunos paisanos creían que era un  excombatiente de la segunda guerra mundial. Con él se construye la antigua iglesia en la parte norte de la plaza, con una arquitectura tradicional de dos torres a los costados que servían de guardianes a la capilla y conservaban en su interior dos gigantescas campanas (2). Esta construcción fue destruida parcialmente por el terremoto de 1970.  El párroco también ejerció labores de docente de la asignatura de religión del flamante colegio Fitzcarrald, sus discípulos le caracterizan como un profesor serio, estricto y que no permitía la bulla más ligera en la sala de clases. Al párroco Calliari, le recuerdan caminando sobre las altas paredes de la construcción cargado de adobes, con su infaltable oscura sotana en un intenso calor en un medio día del mes de junio. El sacerdote en mención desapareció en forma inesperada dejando el pueblo católico sin el apoyo espiritual permanente durante un considerable tiempo. 

Mientras tanto a falta de un templo y  lugar para las celebraciones litúrgicas, la Prelatura de Huari construyó, de manera temporal  una  precaria una capilla de madera,  casi en el centro de la plaza, orientado de sur a norte. Esta infraestructura permanecería hasta 1977 aproximadamente. Mientras  la campana mayor  fue colgada en sólidos maderos  apoyados en uno de los centenarios fresnos de lado este de la Plaza de Armas.

En este periodo, sería injusto no mencionar al sacerdote y luego obispo huarino Santiago Márquez Zorrilla, quien prestó de manera frecuente sus servicios en nuestra parroquia, pero más importante es resaltar su producción intelectual, vinculada a la historia, arqueología y tradiciones de Conchucos, además de sus estudios pioneros sobre el idioma quechwa. De igual manera resaltar al párroco sanluisino Claudio Flores, seguramente el primer sacerdote que nació en este distrito, quien en forma intermitente participó en la labor pastoral de la iglesia local. Fue una persona honesta, sencilla y trabajadora. Lastimosamente la burocracia eclesiástica  no permitió una permanencia más larga,  designándole como párroco de su terruño.

Como hemos señalado a la ausencia del padre Calliari, las autoridades solicitaron al Monseñor Dante Frasnelli, cabeza de la Prelatura de Huari, el reemplazo para el cargo vacante. Efectivamente fue enviado otro sacerdote italiano Andrés Varinotti, al contrario que el anterior este fue muy calmado, pacífico, hasta indiferente. Nunca se interesó por reconstruir la iglesia abandonada. Vivía en forma muy ermitaña en una habitación de una casona cercana a la plaza y rara vez se le veía en la calle o entablar conversación,  con excepción de sus salidas para las actividades religiosas. Fue la primera persona que trajo al pueblo por primera vez una grabadora. Escuchaba en forma solitaria durante largas horas música cristiana. Este siervo de Dios arribó al pueblo sin ruidos ni anuncios, desapareció de igual forma, fugaz e intempestiva.  

En el año 1973, arriba como titular de la parroquia un joven sacerdote peruano. Este era deportista, amiguero y carismático. Permaneció un bienio aproximadamente en el cargo, nos cuentan que fue retirado por excesos en su conducta, contrarias a la moral cristiana.

El sacerdote fue reemplazado temporalmente por un lego de ascendencia europea, su nombre Francisco Blasek, conocido como el padre Pancho. Nunca supimos su verdadera procedencia.  Serio y escueto, parecía más que un representante de cristo, un soldado nazi. Rubio, alto, joven y atlético, amigo inseparable de su enorme motocicleta. Cuentan  que en la fiesta patronal de un caserío cercano, los concurrentes, campesinos bullangueros,  festejaban exageradamente en las cercanías de la capilla. El sacerdote interrumpió su homilía y atacó enfurecido a esos sencillos hombres, rompiendo a puntapiés los cántaros llenos de chicha y estrellando contra el suelo las botellas del espirituoso alcohol. Los hombres en un momento se sorprendieron, pero luego reaccionaron agresivamente persiguiéndole hasta que se refugió en la pequeña capilla.

En el año de 1977, también se registra temporalmente el nombre del padre Hugo de Censi, como párroco de nuestra parroquia entre los meses de enero y febrero, seguramente antes de ser designado en la hermano distrito de Chacas. En este mismo año  recala a este pueblo uno de los buenos sacerdotes del decenio del setenta, el padre austriaco Sigfrido Plasser. Trabajador, sensato, bondadoso y emprendedor. Estudioso de la lengua nativa, publicó un texto bilingüe de Catequismo, en coautoría con el Obispo Santiago Márquez Zorrilla.  Fue el que construyó solo y con mucho esfuerzo e imaginación la capilla al norte de la plaza de armas, hoy remodelada y destinada a la Virgen del Carmen. Convocaba a niños y adolescentes para la catequesis, trataba con respeto y cariño a todas las personas sin distinción, además era el profesor de religión en el Colegio Fitzcarrald. Al terminar la construcción de la capilla, se alejó de San Luis, dejando profundas huellas de su trabajo abnegado y acendrada fe.

Después de la partida del sacerdote austriaco Sigfrido Plasser, el distrito se quedaría de nuevo un buen tiempo sin un sacerdote. A Inicios de la década del ochenta, ingresaría al pueblo el sacerdote oblato, Alejandro Alvites, permaneció algunos años, empero su presencia y obra no es recordada ni tiene trascendencia en la memoria de los paisanos.  Fue retirado de la localidad por orden de la Prelatura en forma súbita.  Todavía a inicios del noventa, sería designado como sacerdote italiano Daniel Badiali de la orden salesiana.

El padre Daniel Badiali, fue un hombre caritativo, humilde y trabajador. Permaneció en el distrito hasta 1997, fecha en que terminó su servicial existencia en un accidente trágico. Con su gestión y el apoyo de la  Operación Mato Groso, se mejoró notablemente la infraestructura de la casa parroquial y de la propia iglesia.  En este periodo toman posesión del local de la Escuela Primaria de Menores N° 86375, y a cambio construyen una infraestructura moderna en Chápac, hoy llamada Institución Educativa Daniel Badiali Masironi.  Con este joven sacerdote se empezó a mejorar las capillas en  todas las comunidades, promovieron el oratorio de niñas, niños y adolescentes, como un espacio de catequesis local. Como miembro de la Operación Mato Groso, contó con el apoyo de esta institución, nunca la iglesia católica había tenido tanta importancia y significado en la historia de la provincia como la tuvo en este periodo. Implementaron servicios educativos a niños y jóvenes  de escasos recursos, el apoyo a ancianos a través de los albergues, la construcción de grandes infraestructuras y centros de producción en diferentes comunidades del distrito y de la provincia.

En esta etapa, la Operación Mato Groso, construye el hermoso Santuario de Pomallucay, siendo hoy un lugar de atracción turística, que dinamiza la economía del pueblo que lo alberga.

Como señalamos la vida del servicial párroco fue truncada de la manera más absurda. A su partida, fue reemplazado por otro sacerdote italiano de la misma congregación, llamado Enmanuel Lanfranchi. Igualmente prosiguió con la obra de su antecesor, sin embargo la  imagen y dimensión del sacerdote anterior, sería difícilmente alcanzada. El padre Lanfranchi, fue el gestor de la construcción de la Iglesia de la Virgen de las Mercedes, que se encuentra imponente en el lado sur de la Plaza de Armas. Diversas contradicciones y problemas tanto dentro la parroquia  y en el pueblo, hicieron que se alejara definitivamente de San Luis en el año, 2014.

Actualmente, la parroquia está dirigida por sacerdotes peruanos, formados en la misma congregación, no obstante se observa la merma en sus actividades de diversa naturaleza, probablemente por la disminución del apoyo de los donantes y voluntarios italianos.

 

(    1)    En el año de 1972 aproximadamente aparece el Movimiento Evangélico Pentecostal, liderado por el pastor Isaac Olórtegui, pionero del ingreso en la provincia de este movimiento religioso.  Con el correr de los años se fueron incrementando otras confesiones, como la Alianza Misionera Mundial y la Iglesia de los Testigos de Jehová. En la actualidad existe una nutrida población con creencias distintas al catolicismo que representan casi un tercio de la población. Es necesario construir la historia especifica de este grupo de religiosos, que en la actualidad cuenta con un número considerable se seguidores en toda la provincia, que alcanza la cuarta parte de la población.

(    2)    Existían en esta época dos enormes campanas, una más grande que la otra. La primera emitía con un sonido grave y potente, mientras la segunda, cuentan, uno agudo, pero suave y dulce. En el imaginario popular representan cada una de ellas al macho y a la hembra, asociado al sentido de complementariedad en la cosmovisión andina.  Cuentan también que estas campanas retumbaban hasta la lejana comunidad de Collota. Incluso, para otros paisanos,  hasta las alturas de Huachucocha.  Pero podemos dar fe que la campana mayor era poderosa, a la más pequeña no tuvimos el privilegio de escucharla, por su estado deteriorado.

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