KUCHI PISHTAQ.
Por razones de trabajo me levanté
muy temprano, a esos de las cuatro y media de la mañana. El cielo sanluisino se
encontraba limpio, sereno. Algunas estrellas ya iban desapareciendo seguramente
porque el tayta inti empezaba a lanzar sus primeros destellos para luego
hacerse dueño del día. Pero había una estrella que aun brillaba firmemente, apenas
sobre el Cerro Cóndor de Roqrowarko (1), grande y hermosa, como negándose a
desaparecer. Acompañaba a ésta otra mucho más pequeña, pero con tanta
intensidad como su compañera. Era un espectáculo maravilloso, como para no
dejar de mirar, por un lado el azul tenue del cielo serrano, la naciente luz
del alba y en contraste la silueta oscura de la montaña aledaña y sobre ella el
brillo plateado de esta lejana estrella.
A este astro celeste se denomina
en el idioma quechua, waraq quyllur, estrella del amanecer o lucero del alba
(2). Pero además en el mundo andino, lo
identificamos cariñosamente como KUCHI PISHTAQ, que significa literalmente el
“que mata cerdos”. Seguramente muchos amigos se preguntan qué tiene que ver
este nombre con la belleza y el halo de la estrella? Bueno, aparentemente no tiene relación alguna.
No obstante ésta es la tradición que en cierta forma responde a la curiosidad y
el origen del nombre popular de la estrella. En Ancash o en esta parte de la
región, era una costumbre criar cerdos y cebarlos para su posterior beneficio.
El sacrificio del pobre puerco constituía toda una ceremonia y como para todo
acto ritual había que prepararse minuciosamente y con anticipación. Los
matarifes, las ayudantes para la cocina, el ichu (3) traído desde las frías
punas para quemar y retirar la cerda, peroles de cobre para preparar el chicharrón,
recipientes de metal para recoger la manteca,
aswanas (4) para la cocción del mote, ingredientes para los embutidos
(yuraq morcilla y yana morcilla), cebolla para la ensalada, platos y servilletas
para convidar a los vecinos. En fin, los preparativos se hallaban en relación
al número de estos pobres animales que serían sacrificados.
Pero seguirán preguntándose qué
tiene que ver esta historia con el lucero del alba? En realidad el sacrificio
de los cerdos se realizaba al amanecer. La fulgurante estrella que aparece
entre estas horas, servía y aun sirve como un referente horario para el inicio la
matanza de los inocentes animales y aun para iniciar otras actividades en la
actualidad. Bueno lo cierto era que el Kuchi Pishtaq, anunciaba la hora
adecuada para el inicio de la faena. La familia completa estaba de pie,
alistando lo necesario para facilitar la tarea de los diligentes ayudantes.
Matar el cerdo, quitar la cerda, seccionarlos era un trabajo al mismo tiempo extenso,
complejo, difícil pero divertido. Su inmediato provecho se iniciaba con la
fritura de algunas menudencias para el desayuno, pero el gran banquete era el
almuerzo del día siguiente, consumada la ardua jornada.
La preparación de los deliciosos
chicharrones, supone experiencia y conocimiento, se acompañaba con mote de maíz
o de trigo, papas mondadas, cancha, salsa de cebolla y ají con wakatay (5).
Además de la sopita de Ancay (6), para que mitigara los efectos del plato
principal. Finalizaba la tragantona con una copita de un buen pisco, de donde
seguramente nace el dicho popular, para matar el chancho. El asunto no
terminaba ahí, la solidaridad en el mundo andino, también se extendía en este
acontecimiento. Este plato típico era compartido con todos los vecinos,
convidaban la vianda en platos envueltos con blancas servilletas, transportadas
en una pequeña canasta. Cuando algún vecino mataba un cerdo, era de esperar el
disfrute del delicioso platillo.
Sin embargo otras versiones
afirman que la carnicería del cerdo a esas horas de la madrugada, obedece a que
se quería esconder el suceso por no compartir la vianda con los demás. No
obstante es sencillamente imposible ocultar el acontecimiento. La interrupción
de la paz matinal, la penosa bulla del
animal agonizante, el griterío de los ayudantes y sobre todo el olor penetrante
del chicharrón, es realmente difícil de encubrir. Por otra parte argumentan los
entendidos que se beneficia a esta hora porque sencillamente a la carne del
cerdo no le debe dar el sol, porque de ella se va obtener otros productos como
el jamón, los embutidos, la manteca, el chicharrón para su consumo posterior y no
tendrían el sabor y la conservación necesaria, si los rayos del sol hubieran
alcanzado la faena.
En general en el mundo andino la
solidaridad y la reciprocidad, son valores muy arraigados, lo llevábamos en
nuestros códigos genéticos. Empero con la penetración del mercado, las nuevas
generaciones se van haciendo muy individualistas, están dejando de lado la virtud
de compartir y dar ayuda a los demás. Así también esa costumbre de beneficiar
los cerdos para compartir, va desapareciendo. Este artículo quiere rendir un homenaje a esas recordadas tradiciones de reciprocidad y de buena vecindad en
nuestra querida tierra, ojalá lo hayamos logrado.
( 1) Apu/cerro
tutelar que se encuentra al sur- este del pueblo.
( 2) En
realidad la estrella mencionada, es el Planeta Venus, por eso tiene un
resplandor tan impresionante. La denominación Venus en la mitología romana
(afrodita para los griegos) es el nombre de la Diosa del Amor.
( 3) Pasto
natural de las zonas altoandinas.
( 4) Ollas
grandes de arcilla.
( 5) Planta
aromática que se muele con el ají.
( 6) Sopa de trigo tostado.
( 6) Sopa de trigo tostado.
No olvidemos que Venus en la antigüedad griega simbolizaba el amor sensual, y el compartir practicado en las comunidades andinas al amanecer que describes, es perfectamente un acto de amor fraternal, concordante con la tradición andina, lamentablemente en camino a la extinción actualmente. Entre ambas culturas parece existir puntos en común. Excelente artículo amigo Fredy. Saludos.
ResponderEliminarEs impresionante que dicha costumbre ya no se practica, en la actualidad cuando se sacrifica al cerdo, este ya no grita, por la técnica que se utiliza, y tampoco se utiliza el ichu, esto ha sido suplido por el soplete con gas; y en un futuro muy cercano esto será solo un recuerdo de mucho de nosotros.
ResponderEliminar