ENTRE CRIOLLOS Y
CORRUPTOS
Un Congresista
de la República en la década de los 90 juraba ante un crucifijo y una biblia,
profiriendo en voz alta “Juro por dios y por la plata ….”. Estas
palabras en cierta forma anunciaron el inicio de una época en donde el país se
iba a hundir en el légamo de la corrupción más absoluta. Todos los niveles de
gobierno y aun pequeñas instituciones como escuelas rurales, asociaciones de
padres de familia y cualquier organismo que administra diferentes cantidades
de dinero y bienes, hoy no se escapan de la mancha indeleble de la
descomposición. Esto no quiere decir que la corrupción sea reciente, ya sabemos
que es tan antigua como nuestra propia república, pero desde fines del siglo
pasado no se había observado una corrupción masiva y colosal.
En los últimos
veinte años, muchos políticos peruanos han terminado perseguidos y/o
encarcelados por delitos vinculados a la corrupción. Un presidente recientemente
ha sido indultado, otro acaba de abandonar la prisión mediante una garantía
constitucional, uno más está perseguido, otro investigado y otro acaba de
renunciar. De los presidentes regionales
ni insinuar, solo en Ancash, los tres últimos purgan prisión por diferentes
delitos. Merecen mención aparte los alcaldes encarcelados, regidores fugitivos
y cientos de casos de corrupción que se ventilan en el Ministerio Público y el
Poder Judicial, sin contar aquellos procesos que han sido archivados o
absueltos cuando debieron ser investigados o sancionados.
La corrupción
en el Perú, fue iniciada en cierta forma por los que gobernaron nuestro país.
Se produjeron en las más altas esferas del poder. Podemos encontrar vestigios de corrupción
desde la independencia y la aurora republicana:
la consolidación de la deuda, el
negocio del guano, las consignaciones, el contrato Grace, la compra de
armamentos, la venta de empresas públicas,
la construcción de obras
públicas, por citar las más inmensas.
El dinero sustraído del estado permitió crear nuevas fortunas e
incrementar las ya existentes. Esta degeneración fue descendiendo de grandes a
chicos, de los estamentos más altos hacia las autoridades de menor jerarquía y
el sencillo ciudadano. La ocasión se presentó con el chorreo de diferentes
recursos a los niveles y sectores del gobierno subordinados. Y por supuesto el
banquete de la deshonra se prolongó y multiplicó, infinita e
indistintamente.
Pero que ha
pasado en materia de honestidad en nuestro país? Por qué hace solamente cuatro décadas, de
cada diez peruanos, uno o dos eran corruptos y estaban bien identificados y
señalados? Hoy cuarenta años después, ocho o nueve de cada diez ciudadanos
están salpicados por la lacra de la corrupción? Porqué se ha arraigado en nuestra
sociedad? Qué mueve a los hombres a delinquir y podrirse dinamitando su
dignidad? Qué virus ha destruido y sigue devastando la decencia y dignidad de
nuestros compatriotas? En dónde están ancladas las raíces de esta ponzoñosa
hierba?
Parece que uno de
los fundamentos de esta peste social descansa en la viveza o famosa criollada, característica
muy propia de nuestros compatriotas. Pero qué significa criollo?. El vocablo designaba
a los hijos de españoles nacidos en las colonias americanas, los que fueron
considerados como ciudadanos de segunda categoría, respecto a los peninsulares o los españoles
nacidos en España (1). En el actual contexto, criollo es la persona que ha
crecido en las grandes ciudades, principalmente costeñas, se designa así también
a la cultura creada en los territorios señalados. Representa pues al astuto, al vivo, al
hábil….. Al pendejo para ser más explícitos (2). Pues se trata de aquel sujeto
que siempre sale bien librado de todo, economiza recursos, ahorra tiempo,
aprovecha espacios y saca ventaja de cualquier situación aún perjudicial. Pero
para lograrlo naturalmente debe romper las reglas, quebrantar la ley, abandonar
la ética y las buenas costumbres. Se dedica
a obtener provecho en beneficio propio, claro, en perjuicio de los demás. Pero
a pesar de ello es reconocido en vez de ser sancionado socialmente. Para muchos
compatriotas es un ejemplo a seguir. Particularmente los comportamientos de los
criollos o de los vivos me producen indignación.
Mientras la
palabra corrupto, significa literalmente podrido, putrefacto, descompuesto. Es
dura pero clara y precisa la acepción, aunque de manera común solemos reducir
este adjetivo solo para el ladrón, para el que hurta al estado. En
realidad el corrupto es la extensión del vivo, del criollo. La diferencia solamente
es cuantitativa no cualitativa. La valla que separa al criollo del corrupto es
muy delgada y frágil, se rompe en cualquier momento. El
vivo es el delincuente principiante, el corrupto es el mismo criollo pero
multiplicado por diez, cien o mil. El pendejo espera agazapado la ocasión y el
botín para convertirse en corrupto, solo es cuestión de tiempo y oportunidad. Por
eso el país de los vivos, de los criollos, pronto se convertirá en el país de
corruptos. El vivo definitivamente engendra al corrupto (3).
Otra de las
causas probablemente se encuentra en las profundas desigualdades de la sociedad
peruana. La injusticia y la falta de oportunidades, ha convertido
mayoritariamente a los peruanos en los llamados vivos o criollos. Las
inequidades han transformado a nuestros compatriotas en individuos a quienes
les gusta trabajar poco pero ganar mucho, en sujetos que ahorran tiempo y
dinero a expensas del prójimo y del estado.
Las indignas diferencias han logrado convertir a hombres laboriosos y
solidarios en tipos que desean acumular riqueza en el menor tiempo y esfuerzo
posible. Igualmente, como todo mortal por más modesto y sencillo que fuera,
desea tener un estilo de vida alto. Las mansiones, los vehículos costosos y
exclusivos, los viajes, la ropa de marca, la vida de lujos y placeres, son
sueños que cualquier persona tiene. El boato y las fruiciones de los demás son
un mal ejemplo para aquellos que no tienen o nunca poseyeron lo necesario para
subsistir. Basta observar la ostentación de los corruptos y los nuevos ricos,
quienes intentan llevar el mismo estilo de vida de los sectores más
privilegiados de la injusta pirámide social peruana.
Además posiblemente, la inclinación por la corrupción descansa en las
incomprensibles magnitudes de avidez y egoísmo que tiene esa extraña especie a
la que pertenecemos. No existe un animal más ambicioso que el hombre. No nos
olvidemos que en cada ser humano convive al mismo tiempo el bien y el mal, la
bondad y la maldad, la honestidad y la indecencia y en general guardamos la
proclividad hacia el pecado y la virtud. Por eso la familia, la escuela y la
comunidad como agencias de socialización, que son responsables de la formación
integral del niño y el adolescente, deben asegurar para que en la disyuntiva entre
el dinero fácil y el trabajo honrado, los ciudadanos no sucumban ante la
incitación del placer y del lujo.
Pero este drama
no concluye allí, la mancha fétida se va propagando y esparciendo en las en las
nuevas generaciones. El mal ejemplo cunde, nadie quiere esforzarse, todos
aspiran a lo fácil y cómodo, porque saben que con el trabajo honrado nunca
podrán enriquecerse, jamás tendrán una vida de abundancia y placeres. Pero
mientras que en nuestro país convivan la abundancia y la miseria, muchos
peruanos seguirán aspirando, aun con medios vetados, a tener la vida de
aquellos que han sembrado estas vergonzosas y abismales diferencias.
(1)
Criollo, lla. Del port. crioulo, de criar 'criar'.
(RAE)
1. adj. Dicho de una persona: Hija o descendiente de europeos, nacida en lantiguos territo rios españoles de América o en algunas colonias europeas de
dicho continente.
2. adj. Dicho de una persona: De raza negra, nacida en los antiguos territorios
españoles de América, por oposición a la que había sido llevada allí de África como esclava.
3. adj. Dicho de una persona: Nacida en un país hispanoamericano. U. para
resaltar que esa persona posee las cualidades estimadas como características de
su origen.
4. adj. Autóctono o propio de un país hispanoamericano, o del conjunto de ellos.
5. m. Lengua mixta, creada sobre la base de una lengua determinada y con la
aportación de numerosos elementos de otra u otras, que surge con frecuencia en antiguos territorios coloniales y que, a diferencia de
los pidgins, se transmite de padres a hijos, convirtiéndose así en lengua de una comunidad.
(2) Adj. Pendejo, ja. Toma diferentes acepciones, pero tomemos en
cuenta en el caso peruano.
Del lat. *pectinicŭlus, de pecten,
-ĭnis 'vello púbico'.
1. adj.
coloq. Tonto, estúpido. U. t. c. s.
2. adj. coloq. Cobarde, pusilánime. U.
t. c. s.
3. adj. coloq. De vida irregular y desordenada. U.
t. c. s.
4. adj. coloq. Perú. Astuto y taimado. U.
t. c. s.
5. m. y
f. vulg. Arg. y Ur. Muchacho, adolescente.
6. m. Pelo que nace en el pubis y en las ingles.
7. m. And muérdago (RAE)
(3) El cerebro de los Corruptos. Elmer Huerta. Diario El Comercio. 12 de diciembre 2016
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