sábado, 27 de abril de 2019

LAS FALLAS GEOLÓGICAS



Vista parcial de la Villa de San Luis (*)



LAS FALLAS GEOLÓGICAS DE LA CAPITAL DE LA PROVINCIA.

La villa de San Luis, capital de la provincia Carlos F. Fitzcarrald sufre de manera secular fallas geológicas que afectan todo tipo de construcción e infraestructura. Ningún poblador tiene memoria de la época que empezaron las reptaciones  del suelo, pero de hecho debe ser muy antiguo.

Algunos paisanos tratan de explicar el problema a partir de topónimos quechuas del lugar. Por un lado, existe un paraje que se encuentra al oeste del pueblo llamado Machaq Wahi, que significa literalmente casa borracha, connotativamente se puede entender como “ vivienda que se desmorona, que no se mantiene de pie o que se cae”.  Mientras al este, al inicio de la ciudad, hay otro terreno de nombre Lloqlla, que significa deslizamiento o derrumbe. Estas versiones curiosamente coinciden con dos de las tres grandes fallas que atraviesa la población, haciéndonos sospechar de la existencia remota de los agrietamientos.

Este fenómeno geológico ocurre en la población de manera cíclica, se presenta entre 08 y 12 años aproximadamente, podemos recordar los cuatro últimos agrietamientos sucedidos en los años de 1982, 1994, 2002 y 2009. Uno de los más agudos se produjo en el año 1994, recuerdo en esta fecha el colapso de un excelente edificio en el vivero, que albergaba las aulas del Colegio Don Bosco. En las otras fechas hemos sido testigos de cómo colapsaron magníficas construcciones de material noble y aún con mayor facilidad las construcciones de material rústico. La falla actual está causando graves daños a la mayor parte de la ciudad.

La falla geológica atraviesa la población en forma longitudinal, el primer agrietamiento discurre por la parte oriental del pueblo, sigue el recorrido de la antigua acequia Pasaj y se dirige hacia Pishgopuquio. El segundo baja por la parte occidental de la población, desde Guerushuy, atraviesa Machaj Wahi y se dirige hacia Tumpá; y la tercera es la que más afecta a la localidad, aparece por Carmen Alto, atraviesa la Plaza de Armas por la mitad, sigue por el estadio y se dirige hacia Colpa (1). Ocasiona pena y sufrimiento a las familias que poseen sus viviendas en las áreas de afectación inmediata, puesto que construir una vivienda significa toda una vida.

Las causas del problema aún no se han determinado con certeza, pese que han realizado diferentes estudios y recomendaciones, que por cierto no se han cumplido.  Afirman los especialistas que la población de San Luis, se halla asentada sobre una pizarra ígnea oblicua, sobre ella se asienta la población que va desplazándose hacia el norte, por la acción de lluvias, las aguas no drenadas y por la misma inercia y gravedad. En este sentido hace muchos años se ejecutaron algunas obras de drenaje, en la cabecera de la población, pero sin el asesoramiento de primer nivel, que finalmente representó un gasto infructuoso. A esto hay que añadir el estado ruinoso de las instalaciones de agua potable y de desagüe de la población, que definitivamente contribuyen a empeorar la gravedad del fenómeno.

Con el pasar de los años las fallas geológicas han ampliado su radio de afectación. Si hasta finales del siglo pasado apenas afligía las áreas adyacentes a las grietas, las últimas han avanzado incluso en algunas decenas de metros. Los efectos son mayores, las aberturas más grandes y numerosas y aun mas el número de viviendas e infraestructura castigadas.

Mientras escribimos estas líneas (abril del 2019) se inicia otra catástrofe, sí, una catástrofe para nosotros los sanluisinos. Ha empezado con mucha fuerza, parece que fuera de mayor intensidad que las anteriores.  Estas fallas desgraciadamente afectan largos años de trabajos de paisanos que dedicaron su tiempo y trabajo en edificar sus viviendas y ell deterioro de las obras públicas que en los últimos años se han venido construyendo, por ejemplo ocasiona nostalgia y preocupación la seguridad de nuestra flamante y hermosa iglesia que tanto esfuerzo ha costado construir, por hallarse casi contigua a una de las fallas que atraviesa la población.

Después de haber seguido de cerca la presencia de este fenómeno telúrico podemos afirmar con cierta certeza, dos ideas. Primero, que la causa principal es el exceso de lluvias. Tenemos registrado que la falla del mes de mayo del 2009, fue en cierta forma por la presencia desproporcionada de lluvias (desde setiembre del 2008 hasta abril del 2009). Hoy la situación es parecida, ha llovido intensamente en los últimos meses y ya se presentaron las rajaduras desde los inicios de este  mes. Segundo, los agrietamientos en coherencia con la apreciación anterior, se inician entre los meses de abril y mayo, para luego prolongarse hasta los meses de setiembre y octubre en que el suelo de nuevo se estabiliza.

Bueno. Hasta aquí hemos descrito el problema. Las obligadas preguntas serian: Que podemos hacer para enfrentar este fenómeno natural? Existen responsabilidades de las autoridades  en materia de prevención o mitigación de este desastre?. La respuesta a la primera pregunta lo dejamos para los especialistas, pero seguramente nos van a alcanzar algunas recomendaciones en relación al material de la construcción, al tamaño vertical y horizontal de la misma, el impedimento de edificar en las cercanías de las hendiduras, etc. La respuesta a la segunda pregunta, sí,  la podemos trazar.

Como hemos señalado este problema es muy antiguo. Los pobladores de esta villa teníamos la buena costumbre de drenar la cabecera de la población. Todos los habitantes nos desplazábamos y laborábamos en forma gratuita, captando y desviando desde Buena Vista considerables cantidades de aguas, impidiendo que se absorban al subsuelo y contribuyan a la gravedad de la falla. Un drenaje salía al este, hacia Pasaq (junto a la I.E. C.F. Fitzcarrald) y el otro hacia el oeste, a Saqsacocha. Los que hemos participado en esta faena comunal observamos que grandes cantidades de agua,  se desviaban a ambos lados, evitando que se introduzcan y sigan corroyendo el asentamiento de la ciudad. Con temor a equivocarme esta preventiva, sana y sensata costumbre se ha abandonado en las últimas dos décadas, periodo en que se ha agudizado el problema. Quizás nuestros alcaldes y autoridades, como no han sido del lugar, no conocen nuestros hábitos y se dedicaron a sembrar grandes cantidades de cemento en áreas precarias e inseguras. Claro está que el dolor queda en aquellos pobladores que ya están sufriendo con el deterioro de sus únicas viviendas. A las ex autoridades les ha preocupado apenas, quizás porque han adquirido bienes inmuebles en otras ciudades (aunque no las tenían antes de ser autoridad), de ahí se puede inferir que San Luis les ha interesado muy poco.

Este evento por su gravedad e incidencia, nos obliga a analizar, reflexionar y tomar las decisiones más adecuadas en relación al fenómeno y el desarrollo del casco urbano de la localidad. Es menester que existan política definidas del gobierno local en cuanto a infraestructura pública, mejoramiento del ornato y construcción de viviendas privadas, no podemos darnos el lujo de malgastar grandes sumas de dinero en obras que no van a durar, como tampoco se puede permitir que modestos ciudadanos inviertan sus capitales en edificaciones que les va a servir y durar muy poco. El gobierno local está obligado a determinar las zonas de alto, mediano o bajo riesgo, asesorar el tipo de material que se va a usar, o en el peor de los casos decidir, con la opinión de expertos, si nuestra localidad se encuentra en condiciones de seguir siendo habitada.

Sin embargo es difícil imaginar que San Luis, este pueblo que amamos tanto, pueda ser destruido por la furia de la naturaleza. Pero la gravedad y frecuencia nos causa una gran preocupación. Conservamos la esperanza y la fe de que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos puedan disfrutar, al igual que nosotros, la tibieza de su clima, su hermoso contorno, el color de su cielo, el aroma de su tierra y la protección de nuestro Apu Centinela, el cerro Potosí.

* Vista idílica del San Luis, sugerimos ser más realistas al publicar las fotografías, no se debe  retocarlas demasiado.


     (1)  Tres grandes reptaciones de suelo cruzan nuestro poblado. Curiosamente a cada lado y por la plaza de armas. El primero baja por Qerushuy, atraviesa el vivero, Machaq Wahi,  recorre Tumpá y se dirige hacia Olivo. el segundo desciende de Carmen Alto, traspasa la Plaza de Armas, luego adyacente al campo deportivo y se dirige a Colpa. El tercero solamente bajaba de Gallo Hirka hacia  la propiedad de la familia Gambini Pasco, en la actualidad ha ampliado su radio hacia  Chapac (I.E. Daniel Badiali), luego atraviesa el barrio San Juan, posteriormente  surca  por el Cementerio y termina en Colpa (lado este)

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